Podrías tener una sin saberlo: Crecen las infecciones de transmisión sexual y preocupa a los cientificos

Más de la mitad de las nuevas infecciones de transmisión sexual (ITS) se produjeron entre personas de 15 a 24 años. La COVID-19 fue uno de los factores que contribuyó a elevar los casos.

Curiosidades26/04/2023EditorEditor


La bacteria que causa la sífilis, Treponema pallidum, se transmite por vía sexual, pero también puede pasar de una mujer embarazada infectada al feto. Es una de las tres ITS que han superado los niveles anteriores a la pandemia. MICROGRAFÍA DE AMI IMAGES SCIENCE PHOTO LIBRARY

Las infecciones de transmisión sexual (ITS) se están disparando en el mundo, según los datos más recientes, ya que la gonorrea, la sífilis y la sífilis congénita superaron los niveles previos a la pandemia en 2021. Todas son prevenibles y curables si se detectan a tiempo. Si esto es así, ¿por qué están aumentando los casos?

Es cierto que la COVID-19 desacomodó y agotó nuestro sistema sanitario, pero la pandemia solo explica una parte de cómo hemos llegado hasta el escenario actual. Los estigmas de generaciones pasadas, la disminución de la financiación de los programas de salud y la limitada educación sexual son variables que contribuyen a ello.

De acuerdo a la información de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos, hay al menos 2.5 millones de casos de las cuatro principales ITS (las tres mencionadas anteriormente y clamidia). A pesar de tener programas de prevención financiados por el gobierno federal, este número aumentó un 4% desde el año 2020. 

Y esos son solo los casos reportados. Los CDC señalan que un informe de 2018 encontró que hasta 1 de cada 5 personas (alrededor de 68 millones) tiene una ITS (también conocida como ETS, aunque para evitar la estigmatización se ha decidido cambiar la palabra "enfermedad" por  "infección"), por lo que es muy probable que las cifras reales sean aún mayores. "Las ITS no muestran signos de desaceleración", indica Leandro Mena, director de la división de prevención de ITS de los CDC.

Infecciones de transmisión sexual: contagios
Cualquiera puede contraer una ITS, pero los casos no se distribuyen uniformemente. La mitad son adolescentes y adultos jóvenes, de 15 a 24 años. El 31 % de todos los casos de clamidia, gonorrea y sífilis se dieron entre personas negras, aunque representan solo el 12 % de la población de EE. UU. Los hombres que tienen sexo con hombres también se ven afectados de manera desproporcionada.

La tendencia mayoritaria es que, salvo en casos de VIH (el cual desciende), todas las ITS principales están en aumento. Estas disparidades son marcadas, pero eso no significa que las personas fuera de estos grupos no tengan nada de qué preocuparse. De hecho, Mena dice que cualquier persona sexualmente activa debe “hacerse la prueba de forma rutinaria, al menos una vez al año, especialmente si está cambiando de pareja, [y] antes de comenzar una relación”.

La sífilis es un buen ejemplo de por qué debemos tomar precauciones. Hace relativamente poco se pensaba que la sífilis estaba a punto de erradicarse, pero aumentó un 32% de 2020 a 2021. Cuando una mujer tiene sífilis, la puede transmitir de forma congénita a su bebé, pero esto se puede prevenir mediante la detección temprana, explica Kristen Batstone, experta en políticas de la Red Nacional de Salud de la Mujer.

Expertos en política sanitaria y médicos especialistas en enfermedades infecciosas revelan en este artículo cómo podemos invertir la tendencia.

¿Por qué aumentan las infecciones de transmisión sexual?
Estamos aprendiendo más sobre los efectos de largo alcance de la pandemia, y el aumento de las cifras de ITS es una forma significativa en que ha impactado en la salud de todos los ciudadanos.

Aunque la relación entre la pandemia y las ITS puede no estar clara a primera vista, la causa y el efecto son relativamente sencillos: en el punto álgido de la pandemia, el personal y los recursos, como los suministros médicos, se desviaron para luchar contra la COVID-19. 

Como consecuencia, el cribado, el tratamiento y la prevención de las ITS quedaron en suspenso o fueron limitados. Los médicos se ocupaban de las necesidades sanitarias urgentes, lo que, en algunos casos, significaba pasar por alto cosas como el cribado de las ITS. Además, la gente perdió su trabajo y su asistencia sanitaria, lo que dificultó aún más las pruebas de detección.

"Lo que la COVID nos reveló es que tenemos lagunas en nuestro sistema sanitario y de salud pública", afirma Renata Sanders, médica de la Asociación Americana de Salud Sexual y profesora asociada de la Facultad de Medicina Johns Hopkins (Estados Unidos). 

"Esas lagunas se cruzan realmente con las disparidades sanitarias que existen en las poblaciones que a menudo se ven más afectadas por las ITS, como los embarazos no deseados, el VIH, la vivienda inestable, la violencia, los seguros inadecuados, por ejemplo".

La pandemia supuso una carga relativamente breve para la atención de las ITS. Los expertos afirman que el nuevo informe de los CDC no es sorprendente, dada la tendencia a largo plazo de aumento constante de los casos de ITS durante una década. 

Las agencias sanitarias locales son las responsables de poner en marcha una asistencia adaptada a sus comunidades, pero dependen en gran medida de la financiación federal, según Rebekah Horowitz, directora de programas de ITS de la Asociación Nacional de Funcionarios Sanitarios de Condados. Hasta hace poco, el presupuesto federal para la prevención de las ITS se mantuvo igual durante casi dos décadas. Horowitz afirma que, aunque cada comunidad tiene necesidades muy diferentes, los presupuestos locales deberían duplicarse como mínimo.

Las personas más vulnerables
En Estados Unidos, la mitad de los casos de ETS del nuevo informe se dieron entre adolescentes y jóvenes. Uno de los motivos: algunas políticas locales limitan la educación sexual. En estos casos, los niños tienen que buscar respuestas sobre sexo entre sus amigos o en Internet. Pero no solo los jóvenes necesitan más orientación. Según Sanders, es posible que los propios médicos no sepan dónde obtener orientación sobre a quién o cuándo realizar las pruebas de detección de ITS. Sin una orientación coherente, el cribado entre los jóvenes puede pasarse por alto.

En países como Estados Unidos, los menores necesitan el consentimiento y la ayuda económica de un adulto en una serie de aspectos relacionados con la salud sexual y el seguimiento: necesitan consentimiento para las pruebas y el tratamiento; necesitan transporte y acceso a la atención sanitaria; necesitan un seguro; y necesitan dinero para pagar la atención. Pero por norma general, para poder pedir ayuda, los jóvenes tienen que saber qué comportamientos sexuales les ponen en riesgo. Y requiere que den un paso quizá aún mayor: preguntar a sus padres.

Con el estigma que rodea a las ITS, es posible que los jóvenes ni siquiera cuenten a sus amigos que son sexualmente activos, y mucho menos a sus padres. Como consecuencia, puede que no reciban información sobre cómo prevenir las ITS. Todos estos factores dan lugar a un riesgo de relaciones sexuales sin protección, así como a retrasos en el diagnóstico y tratamiento de las ITS, lo que hace que la gente las propague sin saberlo, afirma Sanders.

Quienes integran la comunidad LGBT sufren discriminación por su sexualidad, lo que dificulta aún más su acceso a la atención sanitaria. El mes pasado, el estado de Tennessee rechazó la financiación federal para la prevención del VIH porque quiere más control sobre quién recibe el dinero. 

Los nativos americanos y los negros también se enfrentan al racismo y a una historia de malos tratos médicos, y muchos desconfían de los proveedores de atención sanitaria. Las personas con bajos ingresos o que viven en zonas rurales tienen menos acceso a la atención sanitaria por razones de asequibilidad o distancia. A menudo, las personas pertenecen a más de uno de estos grupos, lo que dificulta mucho más su acceso a la atención sanitaria.

Sin embargo, hay algunas acciones que puedes hacer por tu cuenta, señala Mena, siendo quizás la más fundamental la de hablar con tus parejas sobre qué plan llevar a cabo para gestionar la salud sexual.

Invertir las tendencias
Superar la tendencia de una década de aumento de las tasas de ITS exigirá un esfuerzo considerable, empezando por una mayor financiación de los sistemas de salud pública. La COVID-19 sirvió para demostrar que muchas autoridades responsables de la sanidad en el mundo occidental pueden organizar rápidamente pruebas y tratamientos gratuitos, algo necesario para las personas con bajos ingresos o sin seguro médico.

Horowitz sostiene que espera que en Estados Unidos los departamentos de salud locales se asocien con farmacias y centros de atención urgente para que la gente tenga más opciones de hacerse las pruebas y recibir tratamiento. En la actualidad, existe una gran variabilidad en la forma en que las autoridades realizan las pruebas de detección de ITS, afirma, por lo que deberían establecerse directrices para realizar las pruebas a los pacientes de forma más regular y universal. Los médicos también deberían recibir lineamientos sobre qué hablar con sus pacientes, enfatiza Batstone.

"Las autoridades están realmente a la vanguardia de la importancia de la salud sexual, y no deben estigmatizar la salud sexual como parte de la salud y el bienestar general", señala Mena. Añade que el objetivo de los CDC es actualizar sus orientaciones sobre el tratamiento de las ITS "con mayor regularidad, casi en tiempo real, a medida que surjan nuevos conocimientos y nuevas pruebas."

Sean Cahill, director de investigación de políticas sanitarias de Fenway Health, una organización de atención sanitaria LGBT, reflexiona sobre el brote de viruela del mono del año pasado: "Realmente tenemos que estar preparados para los brotes de enfermedades infecciosas, incluidos los brotes de ITS, porque simplemente no sabes lo que podría estar por venir".

Mena afirma que, no obstante, "hay motivos para tener esperanza": se ha conseguido reducir las nuevas infecciones por VIH y herpes. Los avances tecnológicos facilitan la detección y el tratamiento. El experto afirma también que los ensayos con un nuevo medicamento prometen reducir el riesgo de gonorrea, clamidia y sífilis hasta 72 horas después de haber mantenido relaciones sexuales. Cada vez hay más pruebas caseras y se están desarrollando vacunas contra las ITS bacterianas.

 ALLIE YANG Para NATGEO

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