
Lo adoptó de cachorro pero se paralizaba cuando salía a pasear hasta que ella entendió qué pasaba: “Me acomodó el ego”
Había llegado el momento de ampliar la familia canina. Por eso, fiel a su habitual perfil puntilloso, descartó de los posibles candidatos a aquellos que no parecían estar en un entorno que garantizara sanidad, y también a otros cuyo porte indicaba que se transformaría en un perro de gran tamaño.