La vida sin capitalismo: Así de miserable era vivir antes de la Revolución Industrial

La vida en la era pre-capitalista, particularmente antes de la Revolución Industrial, estaba marcada por condiciones extremadamente duras para la gran mayoría de la población.

Mundo02/01/2025EditorEditor

LA ERA PRE CAPITALISTA EN NÚMEROS:

Esperanza de vida promedio:

Entre 30 y 40 años. La alta mortalidad infantil y las enfermedades reducían drásticamente el promedio.
Pobreza extrema:

Más del 90% de la población vivía en pobreza extrema, subsistiendo con menos de lo equivalente a $1 por día en la actualidad.
Acceso al agua potable:

Menos del 10% de la población tenía acceso regular a agua potable segura. La mayoría consumía agua de pozos contaminados o ríos.
Alfabetización:

Solo entre el 5% y el 10% de la población sabía leer y escribir, y el conocimiento estaba concentrado en las élites.
Trabajo infantil:

Más del 50% de los niños trabajaban desde edades tempranas (7-10 años), principalmente en tareas agrícolas.
Mortalidad infantil:

Aproximadamente el 30-50% de los niños moría antes de cumplir 5 años debido a enfermedades y desnutrición.
Producción agrícola:

El 80-90% de la población trabajaba en la agricultura de subsistencia, con poca o ninguna seguridad alimentaria.
Condiciones de salud:

Las pandemias, como la peste negra, mataron al 30-60% de la población en Europa en varias ocasiones. El acceso a cuidados médicos era prácticamente inexistente.
Viviendas insalubres:

Más del 70% de la población vivía en chozas de madera, barro o piedra, sin sistemas de saneamiento ni calefacción adecuada.
Acceso a energía:
La única fuente de energía era la madera o el carbón vegetal, lo que limitaba enormemente la capacidad de producción y confort.

El capitalismo ha sido uno de los sistemas económicos más transformadores de la historia humana, impulsando avances tecnológicos, aumentando la productividad y elevando los estándares de vida globales. Desde la Revolución Industrial, ha permitido sacar a cientos de millones de personas de la pobreza extrema, con una disminución notable: en 1981, el 42% de la población mundial vivía con menos de $1.90 diarios, mientras que hoy esa cifra es inferior al 10%. Además, ha facilitado la creación de mercados globales, expandido el acceso a bienes y servicios, y catalizado mejoras en sectores clave como la medicina, el transporte y la comunicación.

Sin embargo, los beneficios del capitalismo no se han distribuido de manera uniforme, y aunque ha mejorado en términos generales la calidad de vida, algunos desafíos importantes persisten:

Desigualdades y Exclusión
El capitalismo ha generado una enorme creación de riqueza, pero esta a menudo se concentra en manos de pocos. Si bien ha reducido la pobreza extrema, muchas regiones del mundo, particularmente aquellas con instituciones débiles o conflictos, no han podido aprovechar plenamente su potencial. Países en vías de desarrollo enfrentan desigualdades estructurales, y dentro de naciones desarrolladas, comunidades vulnerables como indígenas, minorías étnicas y trabajadores informales a menudo quedan al margen de los beneficios económicos.

Ciclos de Precariedad
El empleo creado en sistemas capitalistas puede ser inestable o mal remunerado, lo que perpetúa la pobreza relativa incluso en sociedades con altos índices de crecimiento. En muchos casos, las oportunidades económicas no alcanzan a garantizar bienestar sostenido, especialmente en economías dependientes de trabajos informales o con una marcada desigualdad salarial.

Impacto Ambiental y Social
El crecimiento capitalista a menudo se ha logrado a expensas del medio ambiente. La explotación intensiva de recursos naturales, el cambio climático y la contaminación afectan de manera desproporcionada a las poblaciones más pobres. Además, el desplazamiento de comunidades rurales y la pérdida de biodiversidad son consecuencias que agravan las desigualdades.

Progreso Global vs. Inequidades Persistentes
Si bien el capitalismo ha sido un motor inigualable para el progreso, también es responsable de desigualdades que requieren atención. Esto no implica que el sistema sea inherentemente fallido, sino que su implementación puede mejorarse mediante políticas públicas inclusivas, como impuestos progresivos, inversión en educación, acceso universal a servicios básicos y regulaciones ambientales más estrictas.

El Balance del Capitalismo
El capitalismo ha redefinido cómo trabajamos, vivimos e interactuamos, y sus logros son innegables: mayor esperanza de vida, avances tecnológicos y un crecimiento sin precedentes. Sin embargo, es fundamental reconocer que estos beneficios no son automáticos ni equitativos. Para maximizar su potencial, es necesario abordar las fallas estructurales que perpetúan la exclusión y garantizar que el progreso llegue a todos, sin comprometer la sostenibilidad del planeta.

Este sistema, a pesar de sus desafíos, sigue siendo una herramienta poderosa para transformar vidas, siempre que se utilice con visión y responsabilidad.

Te puede interesar
Lo más visto