"Uno de los pacientes que respondió a la vacuna tenía metástasis, y aún así, sus tumores desaparecieron"

El diario El País entrevistó a Katalin Karikó, una de las artífices de las vacunas de ARN mensajero que está revolucionando la ciencia

Mundo13/06/2023EditorEditor

Katalin Karikó (Kisújszállás, Hungría, 68 años) es una de las artífices de las vacunas de ARN mensajero, que han salvado millones de vidas en todo el mundo. Superada la pandemia de la covid, esta potente tecnología será ahora la base de nuevas inmunizaciones contra otras enfermedades infecciosas, y posiblemente también contra dolencias crónicas como el cáncer. A finales de los años 70 del pasado siglo, esta bióloga molecular emigró a Estados Unidos junto a su marido y su hija de dos años. Llevaban todos sus ahorros escondidos en un osito de peluche —unos 1.200 dólares de la época—.⁠



Desde entonces Karikó trabajó a contracorriente y sin financiación. Buscaba la manera de convertir el ARN, una molécula complementaria del ADN que hace casi todo el trabajo de la vida, en una terapia. En 2005 demostró junto a su compañero en la Universidad de Pensilvania Drew Weisman que modificar una sola letra en la secuencia del ARN mensajero permite que esta molécula no provoque una potente reacción inmunitaria. Unos años después, Moderna y BioNTech fundamentaron en este hallazgo sus inmunizaciones de ARN mensajero contra la covid, conseguidas en tiempo récord.⁠

Katalin resume lo mejor de las mentes brillantes y privilegiadas que saben equilibrar la sabiduría y la humildad. Por eso mismo pasará a la posteridad como la mujer científica que en plena pandemia advirtió -antes que muchos- que la tecnología de base genética de ARN mensajero iba a ser la herramienta fundamental, y más eficaz, para detener la transmisión del virus SARS-CoV-2 que provoca el COVID-19.

Ella supo esto desde el comienzo, y por eso se lanzó a la frenética búsqueda de la evidencia. Karicó tenía planes importantes de antemano para esta innovación de plataforma genética que llegó para quedarse. Ella estudiaba el potencial del ARN mensajero (ácido ribonucleico mensajero) para cánceres de distintos tipos y de otras enfermedades raras, severas e incurables. Inaugurando, de este modo, lo que se conocerá como la era de las terapias y vacunas personalizadas contra el cáncer.

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Karikó fue fiel a su investigación pionera con la plataforma genética de ARN mensajero, como mecanismo que le enseñará a las células del organismo a pelear contra las enfermedades. Lo que más la entusiasma es que serán tratamientos accesibles para la gente y no para unos pocos. La comunidad científica fue escéptica en relación a la genética en vacunas. Karicó resistió y ganó sobre este punto.

Dejó su adorada Universidad de Pennsylvania donde se formó sólidamente como bioquímica, investigadora y profesora en los Estados Unidos- nada fácil para una mujer científica con familia e hijos-; y desde 2013 se mudó a la pharma alemana- en constante crecimiento- BioNtech para volcar todo su potencial; y actualmente considerado el mejor hub biotecnológico del mundo, liderado por el matrimonio Ugur Sahin y Özlem Türeci, pareja y fundadores de BioNTech.

Para muchos, Karikó protagoniza una injusticia que aguarda reparación: la Real Academia de las Ciencias de Suecia aún no le otorgó el Nobel, convirtiéndose en una deuda que la propia comunidad científica cree que lo merece. Las investigaciones de Katalin Karikó fueron pioneras para el desarrollo de la fórmula desarrollada por Pfizer y su socio alemán BioNTech, donde Karikó es ahora vicepresidenta, así como para la vacuna producida por Moderna.

Con información de El País e Infobae

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