La misteriosa muerte en una cena del hombre que inventó un motor que funcionaba con agua

Seguramente casi ninguno de vosotros conocéis a Stanley Meyers, ni siquiera os sonará el nombre, pero el caso es que este hombre fue el responsable de uno de los inventos más importantes que podrían haber transformado radicalmente el concepto de la automoción.

Curiosidades 09/11/2022 Editor Editor

Meyers fue un científico nortemericano que desarrolló, fabricó y patentó la primera fuente de energía real alternativa al petróleo y para ello solo utilizó agua, sin más, del grifo. Concretamente un motor capaz de hacer circular un vehículo con simple H2O como fuente de energía.

Su teoría consistía en romper la molécula del agua a base de impulsos positivos de kilovatios, a frecuencias de entre 10 y 15 kiloherzios. Tras esto la mezcla se inyectaba en el motor que volvía a producir agua. Ni siquiera era necesario recargar el motor con más líquido, puesto que el componente que salía del tubo de escape volvía a reciclarse en agua de forma autónoma, y solo eran necesarios 7,4 microlitos de agua por cada explosión para generar 50 caballos de potencia.

Los científicos que estudiaron el invento se sorprendieron ya que lo que bautizaron como la célula de Meyer permanecía en frío incluso después de horas de producción de gas, funcionando con pocos miliamperios, en lugar de amperios, como la electrólisis convencional.

Un vehículo equipado con este sistema llegó a participar enuna carrera en Australia con un recorrido de 1800 millas y su rendimiento fue más que satisfactorio. Además, en caso de colisión, el motor no explotaría puesto que no transporta hidrógeno.

Stanley Meyers llegó a trabajar para la NASA y fue nombrado inventor del año en 1993. Sin embargo, falleció envenenado y en misteriosas circunstancias a los 57 años, un día antes de firmar un multimillonario contrato con el Ministerio de Defensa de EE.UU. Algunos amantes de la teoría de la conspiración señalaron a la industria del petróleo como sus asesinos, e incluso su hermano declaró que meses después el vehículo tipo buggy y el equipo experimental de Meyers fueron robados.

Según declaraba Estévez a ABC, la arena por él inventada , mezclada con un 20 por 100 de carbón de piedra y tratada en un horno especial a una temperatura de 1.800 grados, daba como resultante una pasta amorfa, que, introducida en el generador, con la debida proporción de agua, producía por electrólisis o descomposición, el hidrógeno, con el que se movía el motor. Así de sencillo.

En el año 73 Estévez defendía que el motor de agua era una realidad. La crónica de la fecha recogía textualmente:

«Seis años lleva esperando Arturo Estévez Varela una oportunidad para demostrar el funcionamiento de su generador energético de agua por liberación de hidrógeno, ofrecido incondicionalmente a la Administración española en el año 1972. El pasado día 12 de mayo (de 1973) dirigió a la Comisión de Industria del Congreso de Diputados el siguiente telegrama: "Señores les ruego me digan cuándo tomarán en consideración mi generador de hidrógeno y vapor y tengan en cuenta que producir 250.000 Kg. de H2 y 1.700.000 Kg. de vapor a la presión que nos interese cuesta 9.000.000 de pesetas. Sólo los 250.000 Kg. de hidrógeno tienen el mismo poder energético que un millón de kilos de gasolina. Terminaríamos con el paro, con la angustia económica y con la polución. Esto lo demuestro prácticamente." »

Pero esta petición pasó al olvido. Además de su trabajo como ingeniero Estévez sobrevivía gracias a los beneficios generados por la venta de otras 73 patentes . La que más dinero le generó fue la de un arrancador automático para tubos fluorescentes, en 1951, que le valió 370.000 pesetas. La que menos, un condensador electrolítico para corregir el coseno de Fi, en 1953: 90.000 pesetas. También le sacó un pellizco, dos millones y medio de pesetas, a las quinielas y algún pelotazo a la lotería.

Pero los gastos generados por su motor de agua eran cuantiosos, alrededor de nueve millones de pesetas, ya demás esta invención le supuso tener que enfrentarse a un proceso judicial. La crónica de ABC de 1974 recogía que «pocos científicos» hacían declaraciones favorables sobre este invento. Incluso el ministro de Industria decía, en 1971, que el «motor de agua es una broma». Pero Estévez Varela siguió repitiendo lo de «mi invento no puede fallar» y consiguió convencer. Vendió la mitad de los derechos de utilización de su motor a José Carrera Rey. Más tarde, inventor y comprador acordaron presentar el motor a la Prensa. Pero finalmente, y tras asegurar que no tenía noticias de Estévez, Carrera Rey interpuso querella contra él.

Comprobó, además, según su denuncia, que el motor no funciona con agua . La noticia saltó así a los periódicos: «Por existir indicios racionales de criminalidad y por posible delito de estafa se ha dictado auto de procesamiento contra el inventor del motor de agua».

Tras un período de gran actividad con presentaciones por toda España y frecuente aparición en los periódicos, Arturo Estévez desapareció de la escena pública y nada volvió a saberse de él ni de su «invento mágico».

Con información de ABC

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