OPINIÓN. Armas, tiroteos y la Segunda Enmienda en Estados Unidos. Por Karina Neri

En los últimos días hemos escuchado de diferentes casos de tiroteos en Estados Unidos, especialmente en instituciones educativas, y es bien sabido que esto no solo es una serie de casualidades, sino el reflejo de que hay un problema que debe ser atacado

Opinión 10/06/2022 Editor Editor

La incógnita que gira en torno a esto es el cómo terminar con esto, pues aunque la respuesta puede parecer lógica, no es tan simple. Y es que el control de armas en Estados Unidos se ha vuelto uno de los temas más hablados de los últimos días, pues resulta inimaginable para la mayoría de nosotros el tener tanta accesibilidad a un arma, como llegar a una tienda de autoservicio y dirigirse al pasillo donde estas se encuentran exhibidas. Si bien es cierto que las leyes respecto a la compra de armas son diferentes según el estado en el que te encuentres, en la mayoría basta con presentar una identificación y en cuestión minutos
podrás adquirirla.

Ahora el debate es si se deben prohibir las armas, y no porque no se considere que esta sea la solución; pero antes de decir que lo es hay una serie de consideraciones que se deben hacer al respecto. En primer lugar, es importante saber que Estados Unidos es el país con más civiles armados de entre los países reconocidos por la ONU, es decir, de 193.


Esto por sí mismo ya es alarmante, pero además se ha demostrado que hay una relación directa entre el número de personas muertas por armas de fuego y la facilidad que hay dentro de los estados para adquirirlas. Esto último puede ser muy lógico, pero también hay casos donde incluso se llega a afectar a aquellos estados con regulaciones más estrictas, pues hay personas de los estados vecinos que logran entrar en estos con armas adquiridas en su lugar de origen. Teniendo esto en consideración, entonces podemos hablar de la razón del debate, y es que si por pura estadística sabemos que una mayor regulación de las armas en civiles podría disminuir estos casos, entonces ¿dónde esta el dilema?

Desde la fundación de Estados Unidos los civiles han tenido derecho a tener armas, y esto esta plasmado en la segunda enmienda, es decir, es un derecho constitucional, por lo que el proceso para revocar esta lejos de ser sencillo. Por supuesto, si hubiera un consenso o algo cercano a esto, podría ser mucho más factible el pensar en esta solución, pero lo cierto es que hay una gran oposición al control de armas. El origen de esta enmienda se encuentra en la importancia que tuvieron las milicias (constituidas por civiles) en la guerra de independencia de Estados Unidos frente al Reino Unido, ya que gracias a la cantidad de personas armadas que se pudieron enfrentar en batalla, fue posible ganar la guerra. Por otro lado, también se consideró desde la perspectiva de no tener un ejército que pudiera reprimir al pueblo, pues este sería capaz de defenderse en caso de haber un abuso de autoridad. Por supuesto, la creación de un ejército fue necesaria, pues también había amenazas extranjeras e intereses nacionales que defender, pero la enmienda continuó vigente.

Cada vez que hay un hecho como los tiroteos que se han vivido en los últimos días la discusión política respecto al control de armas se aviva, pues desde el lado demócrata, se esta a favor de la regulación, mientras que desde el lado republicano se esta en contra, y probablemente, considerándolo desde el punto de vista de evitar la represión ya no suena tan descabellado, pues cuantos sucesos no ha habido en México donde el pueblo es
incapaz de defenderse ante actos de injusticia masivos protagonizados por el mismo Estado mexicano. Probablemente hubiera hecho la diferencia tener la capacidad de defendernos, pero lo cierto es que México no es Estados Unidos, y lo más seguro es que de tener el acceso a armas que se tiene allá, probablemente conllevaría más problemas que beneficios.

Volviendo al caso de Estados Unidos, si bien se podría llegar a comprender ambas posturas respecto al control de armas, lo cierto es que allá, la laxa legislación también ha traído más problemas que beneficios, pues si se considera a la segunda enmienda como un derecho desde la colectividad, tiene todo el sentido que realmente sea para la defensa del pueblo (organizado) el derecho a portar armas. Por otro lado, si se analiza desde la
individualidad, resulta sumamente complicado ignorar el hecho de que el fin se corrompe por los intereses de cada sujeto, y el resultado de esto lo vemos reflejado en estos eventos, donde quienes son los principales blancos no tienen ese derecho a defenderse, derecho por el que tanto luchan los republicanos; y no, no es que la posesión de armas de maestros o alumnos dentro de las escuelas vaya a solucionar el dilema como se dijo hace poco, al contrario, habría que ser mucho más selectivos en quién y por qué tiene un arma.

La solución más razonable podría ser que quien se encuentre interesado en adquirir un arma pase por un proceso tanto de capacitación como una serie de pruebas psicológicas, para que al menos en primera instancia se pueda reconocer en quien puede ser un peligro inminente, pero de nuevo, es meterse en cierta medida con la segunda enmienda. Lo cierto es que tampoco tiene mucho sentido caer en esto, pues siempre habrá una forma de evadir estos filtros y tampoco faltarán los estados rebeldes que defienden a capa y espada que sus ciudadanos tengan acceso (casi sin restricciones) a su derecho constitucional. Es así como nos volvemos parte del dilema, pues ni la lógica ni las estadísticas nos permiten ofrecer una opción viable para que hechos tan lamentables como los tiroteos escolares que se han dado en los últimos años sean evitados de forma efectiva.

Por Karina Neri. Estudiante de Relaciones Internacionales del Tec de Monterrey

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