Eva Lago, enfermera de salud mental: «La mitad de las patologías mentales aparecen antes de los 14 años, se gestan en la infancia y se consolidan en la adolescencia»

La especialista destaca el «importante incremento» de la demanda de atención en salud mental en niños y advierte de que «cada vez son más alarmantes las cifras de suicidios en adolescentes» CARMEN LIEDO

Opinión 16/10/2022 Editor Editor

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Eva Lago, enfermera especialista en salud mental, licenciada en Antropología Social y Cultura y en Psicología Clínica, es una de las profesionales que han participado en el proyecto Enfermeras 4.0, un proyecto que tiene por objetivo desarrollar actividades de promoción de la salud en la población infantojuvenil utilizando formatos innovadores, con la enfermería como eje vertebrador. Sobre todo, actuaciones preventivas en el ámbito de la salud mental, y es que la misma explica en la entrevista concedida a La Voz de Asturias que «existe un déficit enorme de educación emocional» en niños y adolescentes que, junto con la dependencia de las nuevas tecnologías y la adicción a determinados juegos, derivan en problemas de salud mental y, en los casos más graves, en tendencias suicidas. De hecho, advierte que «cada vez son más alarmantes las cifras de suicidios entre adolescentes». Así, la especialista recomienda a padres y educadores que, además de educar en la gestión emocional a los menores, mantengan una comunicación fluida con ellos y estén atentos a posibles señales de alarma, como pueden ser que reduzca el contacto con sus amigos, eviten salir de casa porque prefiere estar delante de una pantalla, si se enfada en exceso por no tener el móvil o se pone nervioso por no tener internet.


-En general, ¿cómo es la salud mental de la población infantil y adolescente de la región?

-Existe un importante incremento en la demanda de atención en Salud Mental en adultos y también en menores. La carga asistencial de los centros de salud mental, las unidades de hospitalización y, en general, todos los dispositivos de salud mental aumentan cada día. La pandemia ha confirmado la vulnerabilidad de los menores y la importancia de ofrecerles una atención especializada y diferenciada. A falta de más estudios, lo cierto es que los servicios cada vez están más saturados y son necesarios más recursos humanos y más dispositivos específicos. Pese a estas necesidades, y aunque en Asturias se forman durante dos años a enfermeras especialistas en Salud Mental, no existe una categoría como tal, por lo que queda a expensas de las gerencias la contratación de personal formado que pueda llevar a cabo intervenciones eficaces.  Y eso teniendo en cuenta que la mitad de las patologías mentales aparecen antes de los 14 años, se gestan en la infancia y se consolidan en la adolescencia, además de la importancia de su detección precoz y de que su tratamiento efectivo es clave en su evolución.

- ¿Se infravalora en el ámbito familiar y educativo la atención y cuidado de la salud mental en niños y adolescentes?


-Sanitarios, profesores, padres y la sociedad en general, son cada vez más conscientes de la importancia de detectar y abordar alteraciones en la salud mental. Pero todavía queda mucho que trabajar. Nos hemos centrado (especialmente las enfermeras) en la importancia de una buena alimentación, del ejercicio, de los primeros auxilios… que evidentemente son muy importantes, pero hemos olvidado el bienestar emocional y como dice la OMS «No hay salud sin salud mental». Es necesario implementar intervenciones de promoción y prevención de la salud mental en el que estén implicados tanto las enfermeras, como agentes de salud en contacto con la comunidad, como las familias y los profesores. Y quizás replantearnos los formatos. Dar un taller a un grupo de padres está muy bien, pero formar a formadores, enseñar a un grupo de profesores o de alumnos que posteriormente puedan transmitir lo aprendido a otro grupo de iguales y así crear un efecto bola de nieve sería mucho más interesante. También utilizar las nuevas tecnologías para alcanzar al máximo de población, en especial en el ámbito educativo y familiar y que esa población tenga un acceso directo cuando y como quiera a información de calidad. De esta idea surge el proyecto Enfermeras 4.0.

- ¿Cuáles son los principales problemas de salud mental que se detectan en los menores de edad?

-Las etiquetas diagnósticas en los niños son diferentes a los adultos. Entre los problemas específicos de esta franja de población destacan los problemas de aprendizaje, las alteraciones en el comportamiento, la enuresis y los trastornos de alimentación. Entre adolescentes cada vez son más alarmantes las cifras de suicidios, un tema hasta hace poco casi tabú y que ahora está muy presente en la esfera pública.


-Dicen las estadísticas que Asturias es la comunidad autónoma en la que se recetan y consumen más antidepresivos y ansiolíticos ¿se extrapola esa estadística a la población infantil y adolescente?

-Desconozco los datos sobre consumo de antidepresivos y ansiolíticos en menores asturianos, pero sí es cierto que cada vez se observa más la escasa tolerancia a la frustración y lo que ello acarrea, desde comportamientos disruptivos hasta crisis suicidas. La sociedad en general y en especial los menores lo quieren todo y de forma inmediata y de no conseguirlo se frustran y no saben gestionarlo. Existe un déficit enorme de educación emocional. En muchas ocasiones los niños no saben poner nombre a lo que sienten y los adolescentes no diferencian un problema mental de una emoción que surge en un contexto determinado.


- ¿A qué se debe que se recurra tanto a la medicación para tratar problemas de salud mental?

-Hay que diferenciar entre los problemas de salud mental, porque no es lo mismo un Trastorno Mental Grave, como es una esquizofrenia, que una crisis de ansiedad puntual. Las razones de la medicalización en salud mental son múltiples y muy variadas, pero volvemos a la necesidad de educar en la gestión emocional y de implementar intervenciones de prevención y promoción de la salud mental desde edades muy tempranas para evitar alteraciones más graves en un futuro.

- ¿Qué métodos o tratamientos alternativos podrían ser útiles para evitar la medicación?

-El abordaje es múltiple y desde muchos frentes. Lo primero es crear entornos que propicien un aumento de la calidad de vida y que permitan adoptar y mantener un modo de vida saludable tanto a nivel físico como mental. También es muy importante que los profesionales, desde una perspectiva comunitaria, estemos en contacto con la población para detectar de forma precoz alteraciones emocionales que potencialmente puedan convertirse en trastornos más graves para los que sea necesario un tratamiento farmacológico. Y una vez que se comienza con un fármaco también es fundamental su seguimiento. No tiene sentido que te den una pastilla para dormir o un ansiolítico en un momento puntual y que te quedes con ellos el resto de tu vida porque nadie se ha parado a valorar si realmente en el momento actual los necesitas o puedes manejar el insomnio o la ansiedad con relajación y una vida activa y saludable, por ejemplo.


-El uso de la tecnología se ha convertido en un arma de doble filo que está generando muchos problemas y adicciones en niños y adolescentes ¿hasta qué punto es preocupante el «enganche» que tienen?

-Los datos hablan por sí mismos. Los niños españoles pasan una media de 86 minutos al día en Roblox, la plataforma líder de juego online que, además, cuenta con una comunidad virtual de usuarios y 40 minutos en Brawl Stars, además Fortnite y TikTok con el consecuente riesgo de desarrollar un problema de juego patológico. Además, en nuestro país hay 37 millones de usuarios de redes sociales, el 80% de la población. El 98% se conectan por el móvil durante casi dos horas diarias. El 68% de los menores de 10 a 12 años tiene redes sociales y el 12,5% acepta solicitudes de amistad sin conocer a quienes aceptan y ahí es donde aparecen los peligros del grooming (un adulto se gana la confianza de un menor con un propósito sexual), el sexting: o intercambio de imágenes eróticas entre los propios jóvenes con las que pueden llegar a extorsionarse o el ciberbullying. Peligros que muchos adultos desconocen y de los que los menores no son conscientes.


-Parte de esa dependencia y abuso de las nuevas tecnologías se achaca a la pandemia ¿es así? ¿ha influido el confinamiento y que se cortaran o se limitaran las relaciones sociales personales?

-El hombre es un ser social por naturaleza, ya lo dijo Aristóteles, pero además la infancia y la adolescencia son momentos vitales claves en el desarrollo humano en los que el contacto interpersonal es primordial. El aislamiento de los menores claro que influyó directamente en que éstos buscaran alternativas de ocio y sobre todo de socialización en las nuevas tecnologías. Las redes sociales y las plataformas de juego online suplieron ese vacío, pero lo hicieron con sus ventajas, pero también con los riesgos potenciales que implican.

- ¿Qué signos deben alertar a los padres o educadores de que un niño o adolescente tiene dependencia de la tecnología?

-Es clave detectar posibles señales de aislamiento: que reduzca el contacto con sus amigos o esté solo en el recreo, que evite salir de casa, no quiera ir al parque o a dar un paseo porque prefiere estar delante de una pantalla. También es fundamental observar si se producen alteraciones en su comportamiento, si se enfada en exceso porque le quitan el móvil o se pone nervioso por no tener internet. Otra señal de alarma es que aparezcan problemas a nivel académico, porque el abuso de las pantallas está relacionado con una disminución del rendimiento, de la concentración y con alteraciones del sueño.

- ¿Qué pautas o medidas de prevención se pueden tomar para evitar que el uso de las tecnologías y las redes sociales derive en un problema de salud mental?

-Es muy importante saber qué hace tu hijo cuando está delante de una pantalla, a qué juega y sobre todo con quién. También es fundamental conocer las horas que invierte y cómo esto afecta a su día a día. Muchos padres no saben que su hijo pasa horas y horas a escondidas delante de un ordenador. Además, fomentar una vida activa, con horarios regulares y actividades en el exterior es básico.

-El acoso a través de internet y las redes sociales es otro problema grave que llega a acabar en el suicidio de algunos menores ¿qué o quien falla para que ese problema no se detecte a tiempo?

-El ciberacoso, el bullying en los centros educativos, el aislamiento, la escasa tolerancia a la frustración, el déficit en educación emocional… son muchas las causas y muchos los agentes implicados. Los servicios de salud y los orientadores escolares están saturados, las familias hiperocupadas y el déficit de conocimientos en este tema es generalizado. Muchas veces las señales de alarma pasan desapercibidas, no se les da importancia o se desconoce su abordaje. El resultado es que el menor no recibe ayuda a tiempo. Las cifras son terribles: el suicidio es la tercera causa de muerte entre la población de 15 a 19 años y la segunda entre 15 y 29 años.

-La salud mental de la población infantil y adolescente es un tema amplio y complejo ¿qué recomendación o consejo aportarías a los padres y educadores para cuidar ese ámbito de los menores?

-Recomendaría «estar y escuchar». Algo tan simple y a la vez tan complicado. Es primordial que los menores tengan un referente al que pedir ayuda si en algún momento lo necesitan, que no se sientan solos. También es fundamental no minimizar sus sentimientos y tener presente que los menores también sienten tristeza o miedo. Muchos padres creen que su hijo no está nunca triste, parece que eso son emociones de los adultos, porque tiene juguetes y amigos y «no le falta de nada». Hace poco una maestra me contaba que en circunstancias normales todos los padres se preocupan porque su hijo vaya bien en matemáticas o lengua, pero ninguno pregunta si su hijo disfruta en clase o se le ve feliz. Es fundamental que tanto padres como educadores mantengan una comunicación fluida, estén atentos a posibles señales de alarma y sobre todo eduquen en la gestión emocional a los menores.

Perfil

Eva Lago Machado es enfermera especialista en salud mental. Además, estudió las licenciaturas de Antropología Social y Cultura, Psicología clínica, Periodismo y Comunicación Audiovisual y tiene un máster en Investigación Sociosanitaria. Hizo la residencia en Gijón y desde el 2014 hasta el año pasado trabajó en todos los dispositivos que tiene el Sespa en salud mental en Avilés. Participó en la puesta en marcha del Equipo de Intervención en Crisis de esta área y éste fue su último destino hasta que el año pasado se incorporó al Hospital de Día InfantoJuvenil de la Ería, en Oviedo, donde trabaja actualmente. Eva Lago es una de las enfermeras que han participado en el proyecto Enfermeras 4.0. Su objetivo es desarrollar actividades de promoción de la salud en la población infantojuvenil utilizando formatos innovadores, con la enfermería como eje vertebrador, al entender que las enfermeras, como agentes de salud en la comunidad, somos los profesionales indicados para desarrollar estas actividades.

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