Por qué los aviones no llevan paracaídas para sus pasajeros. ¿Alguna vez te hiciste esta pregunta?

La poca utilidad de un paracaídas en un vuelo comercial

Curiosidades 15/10/2021 Editor Editor

¿Por qué los aviones comerciales no llevan paracaídas? Esa es una pregunta más recurrente de lo que parece. Sobre todo la plantean quienes padecen miedo a volar. “Aunque no hay cifras totalmente exactas, podríamos decir que el miedo al vuelo en diferentes grados afecta aproximadamente a un 10% de la población. 

El porcentaje subiría hasta un 25% si hablamos de personas que pueden sentir algún tipo de malestar cuando viajan en avión” indica a La Vanguardia Lourdes Carmona, piloto de líneas aéreas y directora de Listos para Despegue, un programa educativo de crecimiento personal donde tiene mucho peso superar la aerofobia. 

“Como sucede con cualquier miedo, sentirse mal por volar hasta el punto de negarse a hacerlo, es algo muy limitante. Esto se puede superar con apoyo y diferentes estrategias. Creo que es lo más parecido a recuperar unas alas que se han perdido y es muy satisfactorio ver a quienes lo superan”, indica Carmona.

Precisamente el hecho de llevar paracaídas a bordo no ha servido a quienes volaban esta mañana en un bimotor que se ha estrellado cerca de Menselinsk, una pequeña ciudad de Tartaristán, Rusia. El aparato volaba con 22 ocupantes: dos pilotos y 20 pasajeros. En el accidente han fallecido 16: los dos aviadores y 14 paracaidistas, que aun yendo perfectamente equipados, no pudieron saltar del avión y fallecieron.

Aparentemente el fallo de un motor y el intento desesperado por volver a la pista con mucha carga a bordo hicieron que el aparato, construido en la Republica Checa hace 34 años, se estrellase, siendo el quinto accidente mortal de este tipo de avión, el Let 410, del que se han construido unas 1.200 unidades en los 50 años que lleva fabricándose.

Paracaídas que no ayudaron
Este accidente en Rusia corrobora que la idea de llevar paracaídas a bordo daría una sensación de falsa seguridad por falta de practicidad cuando no inutilidad directa en el campo de la aviación comercial, donde las estadísticas siguen indicando que es el transporte más seguro. ¿Lo sería aun más si todos los pasajeros de un vuelo regular pudieran disponer de un paracaídas?

“Pongamos el caso de la demostración de seguridad previa al vuelo. ¿Si se tuviera que incluir un apartado específico para hablar del funcionamiento del paracaídas, como se debería hacer? ¿Cuánto tiempo dedicaríamos a dar instrucciones sobre su funcionamiento? No sería nada sencillo”, comenta a Olga Castellví, piloto de Airbus.

“¿Qué control debería pasar ese paracaídas para llevarlo a bordo? Todos los elementos que llevamos en un avión deben cumplir las normas de aeronavegabilidad y, por ejemplo, aunque sea similar, no se lleva un chaleco salvavidas de un barco sino el especifico para aeronaves”, indica esta de piloto que también es instructora y examinadora.

En la parte práctica y reconociendo que sería una hipótesis muy improbable, Castellví incide en que una evacuación de gran cantidad de pasajeros volando sería algo prácticamente imposible por tiempos e incluso por la cantidad y hasta la actitud de algunos pasajeros que incluso ya es problemática en tierra. 

Poniendo un ejemplo técnico, la imposibilidad queda aun más clara: “para abrir las puertas de pasajeros hay una limitación de velocidad máxima de 65 nudos (120 km/h) y la velocidad mínima de control del avión en vuelo de un avión como el A320 es 110 nudos (203 km/h), esto haría imposible evacuar un avión en vuelo”, concluye la piloto.

Donde sí se usan
Los paracaídas si forman parte de el equipamiento de aviones militares como los cazas. En caso de emergencia y como ultimo remedio, los pilotos pueden eyectarse con el asiento y prácticamente a la vez se despliega de manera automática un paracaídas, una invención que ha salvado la vida de muchos aviadores en apuros y que se ha ido perfeccionando con el tiempo. 

En el campo de la aviación civil, muchos pilotos acrobáticos vuelan con un paracaídas sobre el que van sentados. El tipo de ejercicios que ejecutan y su gran experiencia como aviadores harían factible que en caso de emergencia pudieran abrir la carlinga o techo transparente, y saltar.

Hay otro invento relacionado con los paracaídas que se ha ido extendiendo en la aviación general y de ocio, sobre todo en una marca de aviones: los monomotores cuatriplazas Cirrus, que en los últimos años están teniendo un importante incremento de ventas, tanto por su calidad técnica y diseño como por estar dotados de un paracaídas balístico que en caso de emergencia y a criterio del piloto, se puede lanzar. 

Este dispositivo rompe el doble techo del avión y se despliega, dejando a la aeronave colgada de unos atalajes. Como si se tratase de una carga lanzada por otra aeronave más grande, el Cirrus desciende suavemente y evita un accidente más grave en caso de fallo de motor.

Lo anterior no es reproducible, hoy por hoy, en un vuelo comercial con 100, 200 o 400 pasajeros. Ni las puertas de los reactores comerciales están preparadas para ello, ni los niveles normales de vuelo y velocidades permitirían que una evacuación fuese segura y completa. 

Tal y como comentan las dos pilotos consultadas hoy por La Vanguardia, el nivel de seguridad de la aviación comercial es tan alto que resulta inviable plantearse que cada pasajero fuese un paracaidista en potencia en el muy remoto caso de una emergencia. A eso habría que añadirle que el grueso de los pocos accidentes de aviación se produce en las fases de despegue y aterrizaje, momentos en los que las aeronaves están a una altura en la que un paracaídas pierde su utilidad, como se ha demostrado este domingo en el aeropuerto de Menselinsk.   Fuente: La Vanguardia 

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