Según "especialistas de género", lo de Will Smith fue masculinidad tóxica

El incidente, uno de los momentos más tensos y seguramente más recordados de la 94ª ceremonia de los Oscar, desató un acalorado debate en las redes sociales. Qué opinan los expertos

Actualidad 28/03/2022 Editor Editor

El gesto de irritación de Jada Pinkett Smith lo dice todo: la broma de Chris Rock por su alopecia -una condición que causa la pérdida de cabello y sobre la que ella ha hablado con sinceridad en el pasado- no le hizo la menor gracia. Acto seguido, y tras esbozar una sonrisa, su marido, Will Smith, irrumpió en el escenario y golpeó al comediante. Luego regresó a su asiento y desde allí amenazó a gritos al conductor: “Mantén el nombre de mi esposa fuera de tu maldita boca”.

La escena -que se desarrolló en menos de un minuto- se transformó rápidamente en uno de los momentos más tensos y seguramente más recordados de la 94ª ceremonia de los Oscar. Al más puro estilo Hollywood, el plot twist de la noche disparó el morbo y el interés por lo que el actor podría decir ante el micrófono, al ser galardonado como Mejor Actor por su interpretación en El método Williams. Su primer Oscar. Al borde del llanto desconsolado, con la cara llena de lágrimas, Smith pasó a la historia de los Oscar con un discurso un tanto incongruente que no terminó de solucionar lo acontecido. Ni mucho menos.

“Sé que para hacer lo que hacemos tienes que ser capaz de soportar el abuso, y que la gente diga cosas locas sobre ti y que la gente te falte al respeto, y tienes que sonreír y fingir que está bien. Pero el amor te hace hacer cosas locas”, dijo entre lágrimas. Un peligroso mensaje que está siendo analizado por los comentaristas de la gala, advirtiendo del estereotipo de la vieja masculinidad, la del “macho alfa que debe hacer todo para defender a su hembra”, que sería algo que subyace en la actuación impulsiva del actor con su esposa.

Desde entonces, el momento ha generado un frenesí de respuestas, desde memes encantados hasta ira y preocupación. Un ejemplo es lo que escribió la psicóloga feminista española Nayua Miriam Goveli Alba, más conocida como Nagua Alba, en su cuenta de Twitter: “Lo de Will Smith no es simplemente ‘un momento incómodo’, es violencia y machismo. No se debe banalizar. Asume que Pinkett no es un sujeto con capacidad de decidir si responder (o no) y cómo a una broma sobre ella, sino una posesión suya a la que él debe ‘defender’. Y lo hace con violencia. Pero no solo eso, es que después justifica esa violencia en su discurso diciendo que es ‘por amor’. Mismo discurso que lleva siglos justificando la violencia machista”.

La psicóloga feminista española Nayua Miriam Goveli Alba, más conocida como Nagua Alba, escribió en su cuenta de Twitter: “Lo de Will Smith no es simplemente ‘un momento incómodo’, es violencia y machismo"

Otro texto, publicado en el periódico español El País, describe la reacción de Smith como “otro flagrante caso que resume a la perfección todo aquello que los hombres no deberíamos ser”. Su reacción, dice, “encierra todos los elementos que nos permiten identificar un modelo de masculinidad que hoy por hoy sigue siendo el principal obstáculo para construir un mundo sin desigualdad de género y en el que la violencia deje de estar legitimada”. “Una violencia que está vinculada a la idea de poder, a la omnipotencia en la que los varones hemos sido socializados y a la asunción de que no hay mejor manera de gestionar los conflictos que recurriendo a la fuerza”, señala el artículo firmado por Octavio Salazar.

Los comentarios condenan en su mayoría el gesto violento de Smith. En primer lugar, dicen que demuestra que para él, Pinkett no es un sujeto con capacidad autónoma para ofenderse (o no) por un chiste que le dedican, y por tanto tampoco para defenderse (o no) autónomamente. De hecho, ella misma ha hablado abiertamente en muchas ocasiones sobre su alopecia, las inseguridades que ésta le generaba y el proceso hasta integrarla como parte de su identidad, llegando incluso a tratarlo desde el humor con algún que otro meme en su cuenta de Instagram. Luego, aseguran que el actor no estaba dolido ni ofendido por el efecto que las crueles palabras de Rock podían tener en Pinkett, sino por el que éstas tenían en él.

Esto nos lleva al segundo argumento que prevalece en las redes sociales: que el actor eligió usar la violencia y que después la justificó con argumentos como “el amor te hace cometer locuras” y “he recibido el llamado de amar y proteger a mi gente” que recuerdan demasiado a los argumentos que tienen como fundamento principal al amor como justificación para dominar, controlar y agredir. “Se trata de una actitud machista porque Smith reaccionó como ‘el macho que debe defender a su mujer’. El amor nunca debería justificar la violencia. El amor no tiene como consecuencia más que la ternura y el respeto. El machismo no es una forma de amar. Es un comportamiento retrógrado que entre todos debemos eliminar”, sostuvo en diálogo con Infobae el investigador y gran psicoanalista Joseph Knobel Freud, sobrino nieto del creador del psicoanálisis, miembro honorífico del WCP (World Council for Psychotherapy), miembro de la European Interdisciplinary Association For Therapeutic Services with Children and Young People, miembro de la Junta Directiva de la Federación Española de Asociaciones de psicoterapeutas y miembro fundador de la Escuela de Clínica Psicoanalítica con Niños y Adolescentes de Barcelona.

Pero el golpe a mano abierta y la ausencia de consecuencias inmediatas dicen mucho más, quizá lo más grave: que aún hoy algo así puede suceder impunemente delante de millones de personas. “La violencia —más allá de que puede o no ser considerada machista— nunca puede ser la mejor respuesta. Si Smith hubiese podido pensarlo un minuto más, para acercarse y decirle a este ‘animador’, a este pretendido humorista, que era inadecuado hacer un comentario supuestamente chistoso sobre una problemática de salud y pedirle que se disculpara públicamente, esa actitud sí hubiese correspondido”, indicó ante la consulta de este medio Juan Eduardo Tesone, médico de la Universidad de Buenos Aires, psiquiatra de la Universidad de París, doctor en Psicología y profesor asociado de la Universidad de París-Nanterre, miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina y profesor emérito de la Universidad del Salvador.

Los comentarios condenan en su mayoría el gesto violento de Smith. En primer lugar, dicen que demuestra que para él, Pinkett no es un sujeto con capacidad autónoma para ofenderse (o no) por un chiste que le dedican, y por tanto tampoco para defenderse (o no) autónomamente (REUTERS)
Ana Bernal-Triviño, la periodista experta en violencia de género, analizó las consecuencias del golpe de Smith en un artículo en el diario Público, en el que afirma que “eso no es humor, es humillación, porque Chris Rock, por ejemplo, no realizó ninguna broma con los hombres calvos que asistieron a la gala, mucho menos si alguno fuera su jefe”. Sin embargo, también criticó el discurso de Smith, donde “remarca a su mujer como su ‘propiedad’ intocable, asociándolo a una demostración errónea de ‘amor’. Si Smith había hecho esta agresión ante cámara, sabiendo que millones de personas lo iban a ver, ¿qué hubiera pasado de suceder esto en privado?”, se preguntó Bernal, pidiendo que su actuación no sea ejemplo para otros hombres.

Pero no todas las reacciones fueron negativas. La actriz Tiffany Haddish le dijo a la revista People: “Cuando vi a un hombre negro defender a su esposa. Eso significó mucho para mí. Como mujer, que ha estado desprotegida, que alguien diga: ‘Mantén el nombre de mi esposa fuera de tu boca, déjala en paz’, eso es lo que se supone que debe hacer tu esposo, ¿verdad? Protegerte”…. Y tal vez al mundo no le guste cómo sucedió, pero para mí, fue lo más hermoso que he visto en mi vida porque me hizo creer que todavía hay hombres que aman y se preocupan por sus mujeres”.

En la misma línea, la periodista y escritora argentina Josefina Licitra se pronunció en Twitter: “El tipo, quizás, vio a su mujer llorar una, dos, muchas veces porque perdía el pelo. La vio consultar especialistas y volver deprimida y dormirse llorando porque las actrices peladas tienen dos papeles: enfermas o amazonas. Vio, quizás, a sus hijos preguntar por qué la mamá iba a desprenderse de su melena de trenzas largas. Y vio a la mina rearmarse con esfuerzo y transformar su cabeza en un fatigado escenario ideológico, un lugar donde plantar bandera después de una batalla intensa. Entonces llegan los Oscars, un presentador transforma a la mujer pelada en objeto de un chiste que hace daño (y que no es improvisado: lo escribió, lo ensayó), se come un bife y, desde nuestras sillas, le explicamos a Will Smith cómo tendría que haber respondido ‘con altura’... o decimos que la corrección política va a arruinar el sentido del humor, etc. Como aporte de butaquera que es lo que somos todos-, quiero decir que a mí me encantó ese cachetazo. Es lo más sensible, verdadero y amoroso que veo en los Oscars en mucho tiempo”.


La secuencia del golpe que conmocionó al mundo (REUTERS)

Según el psiquiatra y psicoanalista argentino Jorge Ulnik, referente en psicodermatología, “cuando una reacción es tan impulsiva y en medio de la entrega de los Premios Oscar en un actor nominado, no se puede saber cuál es la verdad porque los protagonistas son actores. No deberíamos emitir una opinión aún porque el contexto en el que ocurrió es un contexto donde se ven muy pocas cosas verdaderas. Lo que podemos decir es que la alopecia es una enfermedad que altera la imagen, que el cómico puso en cuestión la imagen de la mujer del actor y este reaccionó tratando de producir un switch, un cambio de vía. En la situación, se puede pensar, el cómico atacó la imagen de la mujer de Smith y este respondió atacando la imagen del cómico”, subrayó el especialista egresado de la Universidad de Buenos Aires (UBA) donde se desempeña como profesor en las facultades de Psicología y de Medicina.

Para la actriz, comediante, autora y guionista Vero Lorca, “todo el episodio de la pelea en los Oscar es condenable y violento. Sin embargo, todo el mundo habla sobre la reacción de Will Smith, donde se ve claramente la violencia, pero el chiste de Chris Rock también fue violento”. “No puede ampararse en que ‘es un chiste’. No es lo mismo reírse del opresor que del oprimido. Reírse del cuerpo de una mujer no es inocuo. Es violencia. Violencia estética. Que no solo se ríe de la apariencia, sino de una enfermedad que es la responsable de esas secuelas estéticas”, remarcó Lorca.

Y añadió: “Es perpetuar el modelo patriarcal donde nos dicen que si no respondemos a los patrones hegemónicos se pueden reír de nosotras. Se pueden burlar delante de toda la audiencia. Porque no encajamos. No estamos bien. Y el resto debe sonreír y aplaudir. Es 2022. Las mujeres no podemos seguir siendo ‘objeto’ de la comedia, tenemos que poder ser ‘sujetos’. Por suerte ya somos muchas las comediantes mujeres que venimos luchando por esto desde arriba de los escenarios aunque nos sigue costando conseguir lugares, espacios de visibilidad e igual remuneración. Ya lo dijeron ayer Amy Schumer, Regina Hall y Wanda Sykes: contrataron a tres mujeres comediantes, porque les salía lo mismo que contratar a uno varón”.

La paradoja: fue una noche histórica para las mujeres en Hollywood


La directora Sian Heder se llevó dos Óscars (mejor película y mejor guión adaptado) por CODA, su segundo largometraje y la primera victoria para la plataforma Apple (REUTERS)

También está siendo muy comentado las paradojas sobre el feminismo que se han dado en la gala del “bofetón de Will Smith”. Por ejemplo, “que no se haya llevado el Óscar una película sobre la masculinidad tóxica como es El poder del perro”, la película perdedora en esta categoría frente a la ganadora de la noche, CODA. Pero sobre todo, se recuerda que la “violencia machista ha ensombrecido una noche histórica para las mujeres”.

Jane Campion se convirtió en la tercera mujer en ganar el premio al mejor director por El poder del perro. La prestigiosa directora australiana nacida en Nueva Zelanda, que ya optó en su día al Óscar por El Piano, se convirtió en la tercera mujer cineasta y la segunda consecutiva en ganar el premio al mejor director en los 94 años de historia de los Premios de la Academia. Campion ahora se une a Kathryn Bigelow y a la ganadora del año pasado, Chloé Zhao, como las únicas mujeres ganadoras de la categoría de mejor director.

Otra mujer, la directora Sian Heder, se llevó dos Óscars (mejor película y mejor guión adaptado) por CODA, su segundo largometraje y la primera victoria para la plataforma Apple. Y al principio de la gala, Ariana DeBose se convirtió en la primera mujer afrolatina abiertamente queer en ganar el premio a la mejor actriz de reparto. A ellas se sumó Billie Eilish, que con solo 20 años, ganó el premio a la mejor canción original, y la diseñadora de vestuario Jenny Beavan, que recogió su tercer Óscar por su trabajo en Cruella.

En definitiva, “una noche de logros trascendentales se vio ensombrecida por un acto de violencia entre dos hombres”, reflexionó el diario The Guardian en su análisis de la ceremonia. “Tomemos un momento para hablar de que los hombres no pueden controlar su ira, porque eso sucede todo el tiempo”, dijo un usuario de Twitter. “¿Qué no sucede todo el tiempo? Las mujeres siendo nominadas, y mucho menos ganadoras, a Mejor Director. Felicidades Jane Campion”.

Infobae

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