Pasó 45 minutos muerto, recuperó el pulso y reveló las 3 lecciones que aprendió para aplicar en la vida

Vincent Tolman contó los conmovedores dietalles del episodio que lo transformó para siempre. Su nueva perspectiva y los profundos aprendizajes sobre la existencia

21/10/2024EditorEditor

Vincent Tolman compartió una experiencia tan extraordinaria que transformó su vida para siempre. Lo que vivió durante esos 45 minutos de muerte clínica le dejó lecciones profundas que hoy aplica y enseña. Este evento cambió su perspectiva y lo llevó a reflexionar sobre lo que realmente importa en la existencia humana.

El trágico comienzo

La vida de Vincent Tolman transcurría con normalidad, como la de cualquier joven estadounidense de 25 años. Nacido en Texas y criado en Nevada, su pasión era el fisicoculturismo. Pasaba horas en el gimnasio buscando perfeccionar su cuerpo, enfocado en esculpir su físico. Aunque había crecido en un ambiente religioso, su conexión con la espiritualidad era tenue, como la de muchos jóvenes que, ocupados con las exigencias del día a día, se distancian de estos temas.

Todo cambió el 18 de enero de 2002. Aquel día, Tolman y un amigo decidieron probar un suplemento de origen tailandés que compraron en línea. La promesa de resultados extraordinarios los atrajo, pero no sabían que la fórmula escondía un peligro mortal. Al ingerirlo, comenzaron a sentirse mal y, con la esperanza de estabilizarse, decidieron ir a una cadena de comida rápida en Utah. Sin embargo, en lugar de mejorar, la situación empeoró.

Dentro del restaurante, Vincent sintió que su cuerpo lo traicionaba. Fue al baño para intentar recomponerse, pero allí la muerte lo alcanzó. Intentó vomitar para expulsar la toxina que lo invadía, pero se asfixió al aspirar su propio vómito. En cuestión de segundos, su corazón se detuvo.

Una experiencia fuera del cuerpo

Lo siguiente que recuerda Tolman es verse desde arriba, como si su cuerpo no fuera suyo. Observaba cómo los paramédicos intentaban reanimarlo en vano. Con una serenidad desconcertante, observaba la escena sin miedo, como si todo se expandiera sin límites. El relato que ofrece en su libro The Light After Death, que rápidamente se convirtió en un best seller, describe este momento como una desconexión total de su ser físico.

Durante 45 minutos, Tolman estuvo muerto. Los paramédicos intentaron resucitarlo sin éxito y lo declararon fallecido, colocándolo en una bolsa amarilla en la parte trasera de la ambulancia. Mientras su cuerpo sin vida era transportado, Vincent continuó flotando sobre la escena, observando todo desde otra dimensión.

Lo que sucedió después fue inesperado. Uno de los paramédicos, un joven en su primera semana de trabajo, sintió un impulso inexplicable y decidió revisar el pulso de Tolman una vez más. Contra toda lógica, realizó una nueva ronda de reanimación. La tercera descarga del desfibrilador logró lo que parecía imposible: Vincent volvió a la vida, aunque de forma frágil.

Un viaje al "otro lado"

Durante los tres días que estuvo en coma, Tolman vivió lo que él llama un viaje al “otro lado”. Allí fue recibido por una figura vestida de blanco, a la que más tarde llamaría “Drake”. Esta figura no hablaba, pero transmitía todo a través de la mente. Drake lo acompañó en una revisión completa de su vida, mostrándole sus acciones desde una perspectiva global y desde los ojos de quienes habían sido impactados por sus decisiones.

Este proceso, aunque duro, resultó liberador. Tolman descubrió que, a pesar de los errores que había cometido, había hecho más bien que mal. En ese lugar de paz, rodeado de un entorno que irradiaba amor, experimentó una calma absoluta y una profunda conexión con el propósito de la vida. Aunque no quería regresar a su cuerpo, decidió hacerlo porque sentía que su familia lo necesitaba.

Las 3 lecciones de su experiencia

Vincent Tolman despertó del coma tres días después, contra todo pronóstico. Su recuperación fue milagrosa. Desde entonces, su vida cambió de forma radical, guiada por las tres grandes lecciones que aprendió durante su experiencia cercana a la muerte.

Autenticidad: Para Tolman, ser auténtico es la clave para vivir una vida plena. Explica que, tras su experiencia, comprendió que el mayor temor no debería ser la muerte, sino no vivir de manera genuina y auténtica. Hoy, se esfuerza por alinear sus acciones con sus verdaderos deseos y valores, sin dejarse llevar por las expectativas externas.
Amor incondicional: Durante su revisión de vida, entendió que el amor es el principio fundamental que rige todo. El amor incondicional hacia los demás, sin importar las diferencias o los conflictos, es lo que da sentido a la existencia. Ahora vive enfocado en cultivar relaciones basadas en el respeto y el amor genuino, ya que considera que todos estamos aquí para aprender y crecer a través de nuestras interacciones.
La vida como una escuela: Una de las frases más impactantes que recibió de su guía fue que “la Tierra es solo una escuela”. Este concepto cambió por completo su percepción de la vida. La vida no es una prueba ni un castigo, sino una oportunidad para aprender y evolucionar. Cada día es una nueva oportunidad para crecer y conectar con los demás, y las experiencias, sean buenas o malas, son lecciones valiosas en ese proceso.
Una nueva vida sin miedo a la muerte

Luego de esta experiencia extrema, Tolman perdió por completo el miedo a la muerte. Ahora ve la vida como una oportunidad única para crecer y conectarse con los demás de una manera auténtica. Lo que más teme no es morir, sino no aprovechar cada día para vivir de acuerdo con las lecciones que aprendió en su viaje al “otro lado”.

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