OPINIÓN: Lo que camina entre nosotros, por Rubén Andrés Moreno De la Rosa

General 31/10/2021 Editor Editor

Hoy en día resultaría muy difícil argumentar que en América Latina no existe una gran cantidad de violencia, desigualdad, corrupción, pobreza y muerte y si bien es cierto, que existen regiones en el mundo que pueden llegar a tener situaciones peores a las que se encuentran en este subcontinente este sigue siendo un problema presente, grave y generalizado.

En este sentido, en el año 2019 diversos estudios señalaron que en América Latina, a pesar de solo tener el 8% de la población mundial, se generaron el 33.2% de todos los homicidios que en el mundo, del mismo modo que otros delitos como el robo a mano armada, la agresión y violencia sexual, la privación ilícita de  la libertad y el secuestro, el robo sin violencia y muchos otros delitos se cometen diariamente, en grandes cantidades y para todas las personas, ya sea de clase alta o de clase baja las probabilidades de que una persona sufra de algún tipo de delito en América Latina sin sumamente  altas en comparación otras regiones del mundo. 

A pesar habitar en lo que algunos autores han descrito como al zona más peligrosa del mundo, sobrepasando regiones como África o el medio Oriente, las personas de América Latina no se encierran en sus casas con temor, ni mantienen a sus hijos cerca de ellos todo el tiempo, sino que continúan con sus vidas con normalidad, salen a las calles, donde muchos otros han sido asesinados, las mujeres salen de noche, las personas toman los autobuses y las combis a pesar de la alta posibilidad de que sean robados en camino a su trabajo, las personas continúan viviendo su vidas comúnmente, tratado de “salir adelante“ a pesar de la siempre presente amenaza de la violencia y la muerte. 

Esto lo que indica es que en América Latina sea generado, si bien no se podrá afirma una aceptación, si una tolerancia hacia este tipo de situaciones y si bien existen múltiples movimientos de diferentes grupos y estratos sociales que de manera constante exigen a las autoridades cumplir con su obligación de establecer condiciones para el sano y seguro desarrollo de los ciudadanos, estos son pocos y desarticulados a pesar de la gran cantidad de población que se ve o se ha visto afectada por este tipo de situaciones. 

La violencia y la muerte podemos verla todos los días, difícilmente existe algún medio de noticias en América Latina que de manera constante no comparta noticias sobre alguna acto de violencia cometido, ya sea a personas de clase alta, clase baja, políticos, militares, oficiales de la policía, el crimen organizado los medios de comunicación análogos y digitales bombardean constantemente de esta información quien  finalmente termina desensibilizada ante la situación que se presenta y no ve las noticias como algo que le pasó a alguien en algún lado. 

Existe una fuerte desconexión entre los ciudadanos y a las víctimas de los delitos que no se ve afectada sino hasta que alguna de estas últimas es una personas que se conoce en cuyo caso se genera un repentino interés en la situación que se está viviendo en cada país.

Sin embargo, no es posible decir que los medios de comunicación son los únicos responsables de estos, parte de esta apatía viene derivada de una situación en América Latina que es la necesidad y la pobreza. Estos dos elementos no son únicamente factores que permiten el desarrollo de la violencia, sino que también son factores que finalmente terminan haciendo que la población de esta zona, a pesar de la constantes amenazas, salgan a trabajar todos los días que se “la jueguen” pues las facturas aún deben de pagarse, así como las colegiaturas, la ropa, la comida, la renta, el transporte siguen necesitando pagarse por lo que las personas deberán de seguir tomando el transporte público a sus trabajos porque es su único medio de llegar por lo que solo esperan que no les toque a ellos. 

Ante esta situación tanto el ciudadano y la autoridades, incapaces de manejarla de manera efectiva, desarrollan tácticas y mecanismos para intentar evadir la violencia o al menos reducir el impacto en alguna medida, cosas que van desde tener dos celulares por si se roban uno, a guardar el dinero en algún lugar de la prenda, como el separar los vagones del metro para que en uno solo vayan mujeres, sin embargo estas medidas son superficiales y hacen poco por atacar las raíces del problema que suelen ser muchas y muy complejas.

Tomando en cuenta lo anterior, se puede observar que, ante esta aparente incapacidad de escapar de esta situación, la población no solo de México, sino de América Latina en general ha intento de racionalizar este fenómeno o incluso utilizar humor para sobrellevarlo de manera más amena. En este sentido, no es extraño escuchar frases como “seguro andaba metido con el narco” o “eso le pasa por andar donde no debía” así como diversos “mémes” en las redes sociales o incluso en programas de televisión con corte satírico.

La violencia y la muerte está presente todos los días en América Latina, sin embargo, dada la aparente incapacidad de la ciudad y las autoridades por hacer algo para remediarla, la ciudadanía la ha aceptado como parte de su realidad cotidiana cuando en verdad es un fenómeno terrible el cual debe trabajarse constante para desaparecerla del subcontinente y buscar tener un mejor calidad de vida para todos. 

Por Rubén Andrés Moreno De la Rosa [email protected] 

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