Contactaron por primera vez en la historia a una nueva comunidad aborigen aislada desconocida. Qué pasó

Los expertos advierten que la protección de este grupo es crucial para la preservación de uno de los ecosistemas más importantes del planeta.

24/12/2024EditorEditor

Un reciente descubrimiento ha sacado a la luz la situación crítica del pueblo Kawahiva, una comunidad indígena no contactada que habita en el estado de Mato Grosso, Brasil. Estos pueblos aislados, que viven en la vasta Amazonía, enfrentan amenazas constantes por el avance de la deforestación, la minería ilegal y las presiones del desarrollo económico.

Brasil, que reconoce la existencia de 114 pueblos indígenas aislados en la Amazonía, ha destacado que 29 de ellos requieren protección urgente. Los Kawahiva, específicamente, están siendo objeto de atención debido a su vulnerabilidad y la lucha constante por la preservación de su territorio ancestral. La Fundación Nacional de los Pueblos Indígenas (Funai) ha adoptado una estricta política de no contacto con estas comunidades para protegerlas de enfermedades y violencias externas. Sin embargo, la presión sobre estos territorios sigue siendo feroz.

Un reciente informe conjunto del diario brasileño O Globo y el británico The Guardian expone cómo los agentes de la Funai, encargados de proteger a estos pueblos, enfrentan desafíos diarios frente a un modelo de desarrollo que promueve la tala indiscriminada de bosques, incendios y la extracción ilegal de recursos naturales. A pesar de los esfuerzos, la situación de los Kawahiva sigue siendo incierta, y la falta de una demarcación oficial de sus tierras es uno de los obstáculos más grandes.

Jair Candor, un sertanista que ha dedicado su vida a la protección de los Kawahiva, fue quien en 1999 descubrió los primeros rastros de su presencia en la región. En la última expedición, Candor, acompañado de observadores internacionales y representantes de la Funai, encontró nuevas evidencias de la presencia de este pueblo, como huellas de niños y herramientas. “Esto significa que se sienten seguros. Están creciendo”, comentó Candor, destacando que la población de los Kawahiva ha aumentado de 20 personas en 1999 a cerca de 40 en la actualidad.

Aunque este aumento es positivo, Candor expresó su frustración por la demora en la demarcación oficial de sus tierras. La Constitución brasileña de 1988 exige que los territorios habitados por pueblos indígenas sean declarados tierras protegidas, pero, 25 años después, el proceso sigue estancado. Por su parte, la directora de la Funai, Janete Carvalho, afirmó que la fundación está trabajando para garantizar que el territorio Kawahiva sea finalmente demarcado en 2025, a pesar de las presiones del lobby agrícola que busca explotar estas tierras.

La situación de los Kawahiva es un reflejo de la lucha por la preservación de la Amazonía, uno de los ecosistemas más importantes del planeta. Además de su biodiversidad única, la región amazónica juega un papel crucial en la regulación del clima global, por lo que la protección de estos pueblos indígenas es esencial no solo para su supervivencia, sino también para el bienestar del planeta.

El avance de actividades ilegales como la minería, la tala y los incendios forestales pone en riesgo tanto a los Kawahiva como a otras comunidades indígenas aisladas, cuya supervivencia depende de la preservación de sus territorios. La invasión de sus tierras no solo amenaza sus formas de vida tradicionales, sino también el equilibrio ecológico de la Amazonía.

Es urgente que las autoridades brasileñas y la comunidad internacional intensifiquen los esfuerzos para proteger a los pueblos indígenas no contactados y garantizar la demarcación de sus territorios. Sin estas medidas, la supervivencia de los Kawahiva, y la preservación de uno de los ecosistemas más vitales del planeta, seguirán siendo vulnerables. La defensa de la Amazonía no solo es una cuestión de derechos humanos, sino también de supervivencia global.

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