“La idea de homosexualidad no existe, piensan que tienes una enfermedad”: la dura vida de abusos y secretismo a la que está sometida la comunidad LGBTQ en Corea del Norte

Han pasado diez años desde que se publicó el informe de la Comisión de Investigación de la ONU sobre los derechos humanos en Corea del Norte, que expuso la cruda realidad de los abusos cometidos por las autoridades de ese país.

18/12/2024EditorEditor

En el hermético régimen de Corea del Norte, donde cada aspecto de la vida de los ciudadanos es controlado, existe un grupo cuya realidad permanece casi totalmente invisible: la comunidad LGBTQ+. Oficialmente, la homosexualidad "no existe" en el país. Sin embargo, detrás de las fronteras cerradas y bajo la vigilancia constante, hay historias de amor, represión y sobrevivencia que raramente salen a la luz.

Un amor en las sombras
Jang Yeong-jin, uno de los pocos desertores norcoreanos que ha hablado abiertamente sobre su identidad gay, recuerda con claridad la asfixiante vida que llevó en su país natal. Obligado a casarse, vivió años de angustia sin entender por qué no lograba sentir afecto por su esposa. "No entendía mis sentimientos ni a mí mismo", cuenta Jang. Su despertar llegó años después, tras huir a Corea del Sur, donde descubrió por primera vez que el amor entre hombres no solo era posible, sino que era una realidad aceptada en muchas partes del mundo.

En el ejército, Jang experimentó un tipo de cercanía con otros hombres que, según él, era percibida como "camaradería revolucionaria". En un entorno donde la homosexualidad es tabú, estas conductas se entendían como una forma de apoyo emocional entre soldados, sin etiquetas ni explicaciones.

La represión sistemática
Para el gobierno norcoreano, la existencia de identidades sexuales diversas no forma parte de la narrativa oficial. Los desertores describen cómo las relaciones entre personas del mismo sexo son vistas como una "influencia capitalista" y, por lo tanto, un comportamiento antisocial y criminal. Las autoridades no solo niegan su existencia, sino que castigan severamente cualquier expresión de diversidad.

Park Soon-ja, otra desertora, relata cómo dos mujeres de su aldea fueron arrestadas tras ser vistas juntas en una situación íntima. Aunque finalmente fueron liberadas, la vergüenza y el estigma las marcaron de por vida. En muchos casos, las minorías sexuales enfrentan no solo el rechazo del Estado, sino también el de sus propias familias y comunidades.

Sobrevivir en un sistema hostil
En un país donde las libertades individuales son prácticamente inexistentes, las personas LGBTQ+ enfrentan desafíos únicos. El doctor Shin Hee-Seok, analista legal en Seúl, explica que la homosexualidad es vista como "una enfermedad" o "un defecto moral". Sin acceso a información, apoyo o derechos básicos, la mayoría de las personas queer en Corea del Norte viven en silencio, ocultando su identidad para evitar ser denunciadas o encarceladas.

Sin embargo, hay quienes logran resistir, incluso en las condiciones más adversas. Según testimonios de desertores, algunos encuentran maneras discretas de expresar su identidad en espacios privados o en pequeños círculos de confianza. Estas redes informales de apoyo son su único refugio en un entorno opresivo.

Un futuro incierto
La situación de la comunidad LGBTQ+ en Corea del Norte es un recordatorio de cómo los regímenes totalitarios buscan controlar no solo las acciones, sino también los pensamientos y deseos de las personas. Mientras el mundo exterior sigue luchando por los derechos de las minorías sexuales, dentro de las fronteras norcoreanas estas luchas parecen estar aún muy lejos.

A medida que más desertores como Jang y Park comparten sus historias, la esperanza es que el mundo comience a visibilizar la existencia y el sufrimiento de estas personas, empujando a los defensores de los derechos humanos a exigir cambios. Hasta entonces, la vida para la comunidad LGBTQ+ en Corea del Norte seguirá siendo un acto de resistencia silenciosa.

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