Los 100 km del emprendedor. La historia del emprendedor que conmueve las redes

El secreto es sencillo. Es Poder decirte a vos en un susurro, mirándote a los ojos frente a un espejo: YO LO HICE

General 16/05/2021 Editor Editor

LOS 100 KM DEL EMPRENDEDOR

Ciertamente mis dos pasiones son la ultra maratón de 100 kms. y emprender.

Me siento orgulloso de haberlo hecho desde cero, con mi empresa www.soloingles.com tuve que arrancar con un capital inicial de 500 dólares. En ese start up aplique muchos valores del deporte que luego, años después me llevaron a intentar y completar una ultra maratón de 100 kms.

Para mí, correr y emprender tienen mucho en común.

Desde el pensamiento para muchas personas es algo inusual, casi demencial. Muchas veces quienes
emprendemos o quienes corremos los 100 kms. Recibimos de nuestros amigos el mismo comentario “vos estas loco”.



En los caminos de la mente, la locura y la ilusión están divididas por una fina línea demarcada por la palabra acción. Sin hechos, los sueños o proyectos que escapan a las actitudes del común de las personas, no son más que delirios sin fundamentos que mueren como expresión de deseo. Muchas veces enfrente en mi vida frases como la que mencioné anteriormente, u otras como “por que no buscas un trabajo en serio” o “madurá, esta bueno emprender, pero vos tenés una familia a la cual mantener”, sin embargo a la luz de los esfuerzos esos
comentarios fueron inicialmente desapareciendo o modificando por “esta muy buena tu actitud emprendedora, pero fíjate, a veces hay que asegurar el ingreso en un empleo estable y así después poder hacer lo que te gusta”. Pero el tiempo, el trabajo y la perseverancia modificaron esa frase por otra llena de fascinación “la estas levantando con pala”.

Mi idea en este escrito es contarles como se corren 100 kms. y Uds. los lectores podrán hacer un paralelo con el start-up de un emprendimiento. Verán cuantas similitudes. Será un capitulo compartido. Les escribiré desde mis experiencias y Uds. deberán hacer la segunda parte: encontrar las similitudes entre ambas actividades.

La preparación de la ultra maratón comienza varios años antes, en mi caso creo que desde nací. El ultra maratonista se forja en la determinación de pasar cualquier escollo que se presente en el camino. Se supera aprendiendo a sufrir dolores y decepciones, pero no por ende, renunciando al objetivo de llegar a la meta. El atleta sabe muchos años antes de largar la carrera que en el camino habrá dolor, a niveles de los que nunca ha experimentado, pero que ninguno será una barrera que le impida cruzar la meta.

El emprendedor, se evidencia desde chico. Yo siempre estuve interesado por los negocios.

Mis padres tuvieron un mini mercado y me ocupe desde los 6 años en atender la verdulería. Para mi tener los canastos llenos de verduras, arreglarlos, esperar a los clientes, atenderlos, cobrarles y al final del día que no quede nada de mercadería implicaba un desafío. Era mi juego hacerlo, pelear con las clientas para que no tocaran la verdura, decirles “Sra. No se pueden apretar los tomates”, significaban mucho para un nene que no llegaba a verse detrás del mostrador. De ahí pase a la carnicería, a los 10 años, aprendí a desarmar y cortar una res. A atender a los clientes y darles los diferentes cortes que ellos solicitaban.


Me tenían que echar detrás del mostrador. Mi papa, muchas veces me expulsaba, pero cuando se trataba de pelar huesos y sacarles la carne para hacer “picada” me daba el visto bueno. Mi padre ejercía esa fascinación que seguro sentirán todos los hijos por sus padres. El mío, era un buen tipo, no apto para emprender, pero con la vocación de hacerlo. En contrapartida, sus carencias de niño, ya que fue abandonado a los 7 años por sus padres y sobrevivió en la calle, le hacían tener un carácter muy violento. Sus palizas dejaron mella en mi psiquis con las que aun sigo luchando.

Cuando tenía 13 años ese negocio de mi padre quebró. El sufrió una depresión de la cual nunca pudo recuperarse. Pasó de tener su negocio a ser un buscavida. Eso fue fatal para él. Mi madre si bien jugo un papel importante como sostén del hogar, pues era maestra y su sueldo algunas veces fue el único ingreso, su personalidad manipuladora y agresiva hizo que la autoestima de mi padre decayera tanto, que ya no pudiera recuperarse empresarialmente.

Nunca más volvió a intentarlo formalmente. Ahí conseguí mi primer trabajo en “relación de dependencia” como empleado de un frigorífico, el cual me daba para aportar algo de dinero más en mi casa. Iba a la mañana a trabajar y a la tarde hacia el colegio secundario. El Polivalente de la ciudad de Necochea fue el espacio de contención que necesitaba para soportar la fuerte carga emocional que había en mi casa.

Luego para ayudar a un mas me conseguí un trabajo de peón de albañil, para el horario después del colegio. No era mucho, pero todo sumaba, cuando uno buscaba ingresos y libertad económica. Un tiempo después cambie el trabajo del frigorífico por ser peón de albañil mañana y tarde, mientras iba al colegio. Era más duro físicamente, pero me pagan más.

En los veranos, dejaba ese empleo y trabajaba de ayudante de cocina en diferentes escuelas de verano y “carpero” en los balnearios que estaban en Necochea, mi segundo hogar. Les hago este breve recuento de mi niñez por que en esos años mis males mas agobiantes eran: orinarme en la cama, (hasta los 14 años), la violencia en mi casa, (física y verbal) y el asma. Para curarme del asma empecé a correr. Primero trate de completar un kilómetro, al tiempo intenté hacer 5 kms. y luego descubrí el duatlón y al tiempo nació el triatlón en la argentina. Lo cual me llevo a aprender a nadar. La natación, el ciclismo y correr han perdurado en mi vida como remedio para cualquier mal hasta estos días. Para mi el deporte es sanador.

Son las caricias de madre (que no hizo mi madre) en mi rostro. Son la posibilidad de demostrarme que lo mejor, la gloria, el triunfo esta adelante y por eso hay que continuar. Esas pruebas hicieron que de alguna manera, levantándome a la madruga o a última hora de la noche, siempre, cada día de mi vida, hubiera al menos, una hora para el deporte.

El deporte me dio muchas cosas imprescindibles para ser emprendedor: disciplina, auto exigencia, planeamiento, superación, sentido de libertad y autoestima. Luego con los años sume kilómetros, pruebas y desafíos. Un día, dos años antes, me encontré soñando correr una ultra maratón.

Siento que un emprendimientos, tipo bootstraping, comienza dos años antes. Primero fantaseando en la nube del cerebro el “que lindo seria”. Luego pergeñando estrategias para llevarlo a cabo. Después animándonos a poner esas estrategias en números escritos, intercambios de ideas con otras personas, para luego, si realmente hay un emprendedor dentro, ese torbellino de ideas e ilusiones, pasan a ser un PLAN. Una vez que el emprendedor tiene una idea cerrada de lo que quiere hacer, comienza a entrenar. Escribiendo algo parecido a un plan de negocio. Mirando en el mercado que necesita para CONSTRUIR su sueño transformándolo en algo tangible en la realidad y en que plazos puede concretarlo.

El ultra maratonista hace lo mismo. Suma competencias, sensaciones, dolores y va aprendiendo. Luego de pasar varias veces por la media maratón, correr algunas maratones, empieza a preguntarse “¿que habrá más allá de los 42 kms?”. Esa pregunta, lo motiva a querer saber y una vez que descubre las distancias, empieza a planear como va a entrenar para lograr algún día ser finisher de un 100k.

Obvio que no todos quieren hacer esas distancias. Tampoco todos quieren ser emprendedores. Esta muy bien que así sea. Los mercados necesitan ejecutivos de empresas, necesitan comerciantes, profesionales independientes, empleados y también emprendedores. En el deporte sucede lo mismo. Hay quienes tienen como gran META correr un 10k, otros un 21k y otros su sueño es cruzar la meta de la maratón. En mi caso, mi sueño es correr algún día  64 el Spartathlon, competencia que implica recorrer 245,3 Kms. en un tiempo máximo de 35 horas. Pero esta perfecto que existan sueños, metas, distancias y proyectos diferentes.

Ese equilibrio de ecosistemas alimenta a que todos los seres humanos puedan encontrar una distancia cercana al anhelo de sus posibilidades o pretensiones. El deporte y emprender tienen ese punto en común, además de otros, que uno puede ver posible de hacer lo que tiene en mente. Si fuera visiblemente imposible, una persona en su sano juicio no lo intentaría.

El emprendedor, luego de cimentar su idea con planes pone su mente trabajar en los detalles más y así puede pulir las aristas mas finas de su proyecto. En ese momento es cuando se empieza a definir la factibilidad de una idea para transformarla en un negocio. Hasta que un día, pone fecha de nacimiento. Siempre empujado por su ansiedad o por la concreción de acuerdos que aceleran la decisión.-



Lo mismo pasa con una ultra maratón. Un día el corredor descubre una carrera y empieza a afinar su entrenamiento, para que ese día futuro, lo encuentre en la línea de largada. Sueña e imagina el momento en que esté parado frente a la línea de partida y deba enfrentar el desafío. Entrena, se esfuerza tanto que quienes lo observan no logran entender el por que de tanto sacrificio. El sabe que si existe una chance, solo una oportunidad de lograrlo, debe estar preparado para todo lo que este por venir.
Correr 100 kms. y emprender se parece también en esto. El impulso es una ilusión, una visión de éxito y es también arriesgarlo todo. Ya que de existir una sola posibilidad de éxito, no hay que dejarla escapar.

Un día a las 5.00 de la mañana llega la hora de la verdad. Hay que levantarse para enfrentar ese monstruo que nos quito el sueño la última noche. Es hora de dejar de hablar y comienzan los hechos. Se desayuna. Por lo general, comidas que no generen malestar estomacal y lo mas ricas posibles en carbohidratos. Luego, tomamos todo el equipo que tenemos preparado hace una semana y nos empezamos a vestir con la ropa que será con la cual vamos a correr.

Con una mezcla de terror e ilusión nos dirigimos a la línea de partida. Ahí nos encontramos con otros competidores que tiene el mismo objetivo: llegar y ganarnos. El momento de la verdad se va acercando. El juez de la carrera ( ósea el escribano en los negocios) marca los minutos que faltan para lanzarnos a esta nueva aventura, donde pondremos en juego nuestra autoestima, la capacidad de supervivencia, la planificación, la capacidad de administrar recursos, la resistencia para sufrir los momento fuera de la zona confort y por sobre todo el compromiso con el resultado final.

Contamos 10, 9,8,7, 6, 5, 4, 3, 2, 1, 0, y suena el disparo. Estas vos, con tus demonios y tus sueños, solo, acometiendo la empresa que te propusiste, en la cual pones en juego el valor más preciado que tenés: tu vida. Salís con una carga emocional, que crees que nada va a detenerte. Todo es motivación. El éxito parece que esta a la vuelta de la esquina.

Los muy audaces salen como flechas. Los inconscientes a los gritos, haciéndoles saber a todo el mundo que están ahí. Los experimentados en silencio, concentrados, escuchando cada fibra de su cuerpo. También están los que van a fracasar, a esos se los ve antes de largar la carrera.

Pero cuando esta se larga esta, se hacen mas visibles. No están preparados. No tienen el equipo adecuado y se lanzan a correr sin oír los consejos de quienes ya han pasado por esa situación.

En el kilómetro 10, ya el cuerpo esta equilibrado, bajó el pulso, la adrenalina se fue. Empieza a trabajar la mente. Es el momento de pensar en nuestro plan de trabajo o de carrera. Ya no hay espacio para las emociones. Para la euforia. Es el momento que si uno no empieza a organizarse en relación a lo que proyectó el final es catastrófico.
Es la ocasión de hidratarse, comer, si pasa a nuestro lado en la carrera algún “viejito” con kms.

No debemos dejar de de preguntar y capitalizar la experiencia ajena, ya sea desde los aciertos o los errores. Seguimos nuestro proyecto, con un paso constante, avanzando, sin darnos cuenta llegan los 20
kms. y sin sentirlo pasamos los 30. 

Acá, desde el km 30 a los 50 kms., es donde caen los incautos, los inconscientes, los irresponsables, los que están pocos dispuestos a superar el dolor. Con diferentes excusas o argumentos empiezan a abandonar. Nunca se prepararon mentalmente para sortear todas las dificultades. Desde su egolatría no supieron ver que hay un momento en la vida que uno debe buscar en su interior las fuerzas adicionales que marcan la diferencia entre el éxito y el fracaso.

En la ultra maratón no se le puede echar la culpa a nadie. El éxito es tuyo, la derrota también. Cruel, justo y terminante.

Pasado los 50 kms. se provoco un tamiz tan grande que quedaron quienes no conciben fracasar. Quienes hicieron los deberes. Quienes tienen la humildad y voluntad de perseverar hasta el logro.

Al pasar el kilómetro 70, se produce un silencio, sos vos y tu mente. Ella te dice esto es duro.
Para que sufrir? Tu cuerpo empieza a sentir el agotamiento extremo. No hay reservas. No hay combustible. Solo estas vos imaginando cosas, hablando con vos mismo. Dándote fuerzas.

Diciéndote “vos podes”. Luchando para que las lagrimes de desesperanza y dolor, no surjan. Acá comenzás a hacer un pacto con vos. Con tu voluntad. Con tu necesidad interior de lograrlo. Ninguna palabra externa puede motivarte. Estás solo, vos y tus demonios. Así pasan los kilómetros, los dolores, las ampollas, las irritaciones en la piel, la deshidratación, el sol, cae la tarde, viene el frío. Cambia la carrera. Esta la soledad. Vos. Tu alma. Tus valores.

Todo pasa por tu mente. Cortar camino no es opción. Seria una victoria sucia. Aunque nadie lo
supiera. Vos lo sabrías. Las ampollas hacen estragos en tu cuerpo. Tu gente te dice abandoná. Te da razones lógicas para hacerlo. Frases como “es solo una carrera” “lo más importante es tu vida” “ya habrá otra oportunidad” suenan en tus oídos llevados por tu familia que se preocupa que pueda pasarte algo.

Pero en ese momento tu decisión, tu convicción, tus sueños, tu fuerza de voluntad, tu capacidad de armar el plan, prepararte, cuidar tus fuerzas, y tu terrible compromiso con el logro… te hace llegar a la línea de llegada.
La gente te aplaude. Te gritan frases como “sos un genio” “increíble lo tuyo” “te admiro” pero uno puede intuir en sus miradas la cruel frase alojada “esta loco”.

Vos seguís caminando, sonreís, miras a los que te rodean, festejas lo justo, pero seguís caminando, sabes que ese fue un solo escalón en tu camino al éxito. En tu interior, sos propietario de un secreto. Que solo conocen quienes cruzaron la meta. Emprender y correr 100 kms. son muy parecidos. El camino es largo. Lleno de sacrificios. Plagados de dolores. Con muchos espectadores que comentan. Te aconsejan. Te dicen que hacer. Cuando vos hablas con ellos tienen respuestas para todo. Hablan sobre cosas que nunca experimentaron. Creen que emprender o correr 100 kms., los puede hacer cualquiera.

Pero vos, emprendedor o corredor, viviste cosas que serian imposibles de explicar. No te hacen
mejor que los demás. Solo diferente. Viviste o conviviste con el fracaso agazapado en cada latido de tu corazón. Te jugaste entero.

Asumiste riesgos. Los pasaste y saliste vivo para contarlo. Si es que alguien quiere escucharte. Pero los emprendedores, mas bien los hacedores, al igual a los que alguna vez terminamos un 100 kms. Tenemos un secreto. No hay fuerza lo suficientemente poderosa que pueda detener a una persona decidida a todo para lograr su objetivo. Siempre cumpliendo las reglas para que la satisfacción sea doble.

Es lo que hace que se nos ilumine la cara con una sonrisa cuando cruzamos la meta. El secreto es sencillo. Es Poder decirte a vos en un susurro, mirándote a los ojos frente a un espejo: YO LO HICE

"Los 100 km del emprendedor" por Rodolfo Llanos, fue publicado en el libro "Las voces del éxito" de Leandro Viotto

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