Mujica atraviesa la etapa final del cáncer en su chacra: la recorre en tractor, supervisa plantas y pide tranquilidad

La médica personal del ex presidente explicó que el paciente no realizará tratamiento para evitar los efectos secundarios

11/01/2025EditorEditor

José Mujica enfrenta la última etapa de su vida: serenidad, trabajo y despedidas en su chacra

A los 90 años, el ex presidente uruguayo José "Pepe" Mujica atraviesa uno de los capítulos más íntimos y trascendentes de su vida. Con una salud quebrantada debido a un cáncer de esófago que ha hecho metástasis en el hígado, Mujica ha elegido pasar sus días finales en su querida chacra de Rincón del Cerro, en las afueras de Montevideo. Allí, rodeado por su tierra, sus plantas y el silencio de la naturaleza, el hombre que alguna vez lideró un país sigue mostrando una fortaleza estoica mientras lidia con una enfermedad terminal.

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Un guerrero pide tranquilidad
Fiel a su estilo directo y honesto, Mujica se ha dirigido al público con un pedido claro y contundente: "Lo que pido es que me dejen tranquilo. Que no me pidan más entrevistas ni nada. Ya terminó mi ciclo. Sinceramente, me estoy muriendo. Y el guerrero tiene derecho a su descanso". Estas palabras, cargadas de sinceridad, no solo reflejan su aceptación ante el inevitable final, sino también su deseo de vivir sus últimos días con la misma sencillez y autenticidad que lo han caracterizado siempre.

El ex mandatario ha decidido no someterse a nuevos tratamientos médicos, evitando así los efectos secundarios y las complicaciones que podrían limitar aún más su calidad de vida. Raquel Pannone, su médica personal, confirmó que esta decisión responde tanto a la avanzada edad de Mujica como a su deseo de enfrentar esta etapa con serenidad. "Es crucial respetar su tranquilidad", expresó Pannone, quien también instó al público y a los medios a enfocarse en la persona detrás del líder político.

La vida en la chacra: un refugio y un legado
La chacra de Mujica, su hogar durante décadas, se ha convertido en su refugio final. A pesar de su estado de salud, Mujica no ha abandonado sus hábitos. Recorre el terreno en su tractor, inspecciona las plantas y supervisa el trabajo en su huerto. Para él, estas actividades no son solo rutinas diarias; son una expresión de su conexión con la tierra y un recordatorio de los valores que ha defendido toda su vida: austeridad, trabajo y comunión con la naturaleza.

"Pepe siempre encuentra paz en su chacra", comentan quienes lo visitan. Este espacio, donde compartió años junto a su esposa, Lucía Topolansky, es también el lugar donde Mujica siente que puede cerrar el ciclo de su vida en armonía, lejos de los reflectores y las presiones de la política.

Un legado de humildad y compromiso
A lo largo de su carrera, Mujica ha sido un símbolo de integridad y dedicación. Desde sus días como guerrillero del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros hasta su presidencia (2010-2015), su figura ha trascendido fronteras, inspirando a millones con su mensaje de sencillez y justicia social.

Conocido como "el presidente más pobre del mundo" debido a su estilo de vida austero, Mujica donaba gran parte de su salario presidencial y prefería vivir en su modesta chacra en lugar de la residencia oficial. Para muchos, estas acciones reflejan una coherencia poco común en la política contemporánea.

Hoy, enfrentando el ocaso de su vida, Mujica sigue siendo una figura que inspira respeto y admiración. Su decisión de vivir esta etapa con dignidad y sin esconder la realidad de su enfermedad es, para muchos, un último acto de valentía.

La despedida de un líder que trasciende la política
Mientras el tiempo avanza, quienes rodean a Mujica saben que su legado no solo reside en sus logros políticos, sino en su capacidad de conectar con la gente común. En sus últimos días, "Pepe" parece más preocupado por la tranquilidad de los demás que por su propia mortalidad. "Este es el momento de la calma, de la paz", habría dicho en conversaciones privadas.

Mujica, un hombre acostumbrado a vivir según sus principios, enfrenta esta etapa final con la misma claridad y humildad que ha guiado su vida. "No temo a la muerte", declaró en el pasado, "temo vivir sin sentido". Estas palabras, ahora más que nunca, parecen resumir la esencia de su existencia: una vida dedicada a servir, a cuidar de los demás y a vivir en armonía con la naturaleza.

En su chacra, entre árboles y plantas que probablemente sobrevivirán a su partida, Mujica continúa dejando una huella imborrable. Su figura, más allá de los títulos y los cargos, será recordada como la de un hombre que vivió con autenticidad, incluso en los momentos más difíciles.

Cuando el ciclo de su vida llegue a su fin, "Pepe" Mujica no dejará solo una historia política, sino un legado humano que resonará en las generaciones futuras. Su última lección, como tantas otras, será de humildad, aceptación y gratitud.

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