Descargó una aplicación para conocer millonarios y cambió su perspectiva: “Aprendí que está bien decir que no”

La vida de una mujer dio un vuelco cuando, después de varias relaciones fallidas, decidió que era el momento de probar algo distinto; el aprendizaje luego de varias citas

12/10/2022EditorEditor

Seeking, una plataforma de citas, se convirtió el vínculo entre una mujer identificada como Amber Lucas y sus prospectos millonarios, que demostraron estar dispuestos a todo con tal de verla y cumplirle hasta el más mínimo capricho. Su historia la narró a Insider y, tras haber tenido malas experiencias amorosas con hombres que describió como emocionalmente inmaduros o financieramente irresponsables, esta mujer tomó una determinación.

Sus antiguas relaciones la llevaron a querer ampliar su panorama y conocer hombres más estables: “Alguien maduro que pudiera entablar una conversación interesante y que se acercara a las relaciones con una mentalidad generosa, un hombre que controlara su vida”, según dijo.

Amber recibió el consejo de una amiga, quien le contó de Seeking utilizaba un algoritmo con requisitos definidos: emparejar a parejas exitosas y atractivas. Ella se unió en 2021 y aceptó los niveles de membresía, en donde el superior cuesta 275 dólares al mes. Además, las personas pueden publicar sus ingresos, patrimonio y presupuesto de estilo de vida cuando llegan a ese nivel.

Ella tenía claras varias cosas. “Quería conocer hombres que compartieran su interés por viajar y explorar cosas nuevas”, destacó. También pensó que deseaba conocer a sus futuros mentores financieros. “Hablé con unos hombres, la mayoría tenían más de 50 años. Conocí a uno que vivía en mi ciudad, San Francisco. Era amable e inteligente, trajo a su perro, pero jamás volvimos a vernos (...) En otoño salí con un hombre de negocios. Tenía 53 años, 14 más que yo. Habíamos tenido citas cuando le dije que me iba de viaje a Francia. Le pregunté en broma: ‘¿quieres visitarme?´y dijo que ‘absolutamente’. Le dije que no había comprado los billetes y luego me los compró”.

Amber aseguró que esta acción la dejó sin aliento, porque en sus anteriores relaciones debía ser independiente. Se lo pensó un poco y accedió. “Pensé: ‘Con estos billetes podría pagar mi auto’”.

Vivió en París por tres meses mientras él la visitaba para descubrir lugares juntos. En Navidad y Año Nuevo se alojaron en un castillo de Burdeos con un chef privado y un masajista. La llevó a Londres y le compró un bolso Chanel. “¿Cuántos hombres se lanzarían a comprar cualquier cartera sin pensárselo dos veces?”, cuestionó.

Aunque se separaron por su trabajo, ella destacó que antes tuvieron grandes charlas de negocios y que le dio consejos con los que pudo redefinir sus ideas de negocio. “Salí con un par de chicos más en la aplicación. Eran inteligentes e interesantes. Pero también conecté con un hombre que vivía en la zona de la bahía. Tenía unos 50 años”, recordó Amber.

Este le preguntó si quería acompañarlo a Seattle y los constantes lujos se repitieron. “También me pagó un vuelo en primera clase para ver a mi familia en la Costa Este. (...) No sé si volvería a viajar en clase económica”, expresó.

En las conclusiones de esta mujer, aunque le preocupaba sentirse intimidada por gente de mucho éxito. Descubrió qué es lo que hay detrás del telón, algunos se sienten solos y quieren compañía, como todo el mundo. El inconveniente más grande, en su consideración, es la falta de paciencia. “Están acostumbrados a que la gente diga que sí a todo lo que quieren y cuando lo quieren. He aprendido que está bien decir que no”, cerró.

LA NACION

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