El doctor que trasplantaba testículos de cabra a hombres con problemas de virilidad

En la década de 1920, John R. Brinkley, un médico con un pasado lleno de altibajos, capturó la atención de miles de hombres desesperados por recuperar su vitalidad. La solución que ofrecía era tan inverosímil como polémica: trasplantar testículos de cabra a hombres que sufrían de problemas de virilidad. Todo comenzó cuando un granjero, harto de su impotencia, le confesó a Brinkley que se sentía como "una llanta pinchada". Ante la sugerencia del doctor de que, si tuviera la fuerza de un macho cabrío, no tendría ese problema, el granjero exclamó: "¡Póngamelos!".

Así nació uno de los procedimientos más extraños de la historia médica. Aunque la ciencia de la época ya intuía que este tipo de trasplantes no podría restaurar la juventud o la fertilidad, eso no detuvo al granjero ni a otros hombres que, atraídos por los rumores y la promesa de la virilidad, acudieron en masa a la clínica de Brinkley.

Pronto, su fama se disparó. La operación secreta del granjero había resultado un "éxito" según la narrativa, y pronto llegaron otros pacientes. Uno de ellos, William Stittsworth, quedó tan satisfecho que pidió que su esposa recibiera un ovario de cabra, y cuando nació su hijo, lo bautizaron como "Billy", en honor a los machos cabríos.

A pesar de las críticas y la falta de evidencia médica, Brinkley se convirtió en una sensación, respaldado incluso por figuras prominentes y medios de comunicación. Su fortuna creció tanto que fundó una estación de radio, KFKB, que se convirtió en la más popular de Estados Unidos, promoviendo sus tratamientos y atrayendo aún más clientes.

La historia de Brinkley es un recordatorio de hasta dónde puede llegar la gente cuando está desesperada por una solución y cómo la combinación de carisma, marketing y una pizca de "ciencia" puede convencer a las masas. Aunque al final, su práctica fue desmantelada, dejó una huella indeleble como uno de los charlatanes más ingeniosos de la historia.

TE VA A INTERESAR