El día que Galeano se arrepintió de haber escrito "Las venas abiertas de América Latina"

¿La “biblia” de los indignados de los setenta en Latinoamérica ha perdido su valor? Las declaraciones del autor uruguayo en una feria literaria en Brasil siguen retumbando por el continente.

Opinión 03/10/2022 Editor Editor

Durante más de 40 años, Las venas abiertas de América Latina, de Eduardo Galeano, ha sido el texto canónico anti-colonial, anti-capitalista y anti-estadounidense en la región. Hugo Chávez, el entonces presidente populista de Venezuela, puso incluso una copia del libro, que llamó “un monumento de nuestra historia latinoamericana”, en las manos de Barack Obama la primera vez que se encontraron. A sus 73 años, sin embargo, el escritor uruguayo ha desconocido su libro, diciendo que no estaba calificado para tratar el asunto y que estaba mal escrito. Como era de esperar, sus declaraciones han despertado desde ese momento un vigoroso debate regional, con la derecha afirmando maliciosamente “se los dijimos”, y la izquierda aferrándose en una obstinada defensiva.

“Las venas abiertas intentaba ser un libro de economía política, pero yo no contaba con suficiente entrenamiento o preparación”, dijo Galeano en abril pasado al responder algunas preguntas en la bienal del libro en Brasil, donde se celebraba el 43 aniversario de la publicación de su libro. Y agregó: “no sería capaz de leerme el libro de nuevo; me desmayaría. Para mí que esa prosa de la izquierda tradicional es extremadamente pesada y mi mente no la tolera”.

Las venas abiertas de América Latina se escribió a finales de los setenta, una década cuando buena parte de América Latina estaba gobernada por dictaduras militares de derecha apoyadas por los Estados Unidos. En su “grito desde el corazón” de 300 páginas, Galeano argumenta que las riquezas que primero atrajeron a los colonizadores europeos, como el oro o el azúcar, condujeron a un sistema de explotación que llevó inexorablemente a la “contemporánea estructura de saqueo” a la que hacía responsable de la pobreza y el subdesarrollo crónicos de América Latina.

Galeano, cuyo trabajo incluye comentarios de fútbol, poesía, caricaturas e historias como Memoria de fuego, escribió en Las Venas Abiertas: “Sé que puedo ser acusado de sacrilegio al escribir de economia política en el estilo de una novela de amor o de piratas. Pero confieso que es doloroso leer trabajos valiosos de ciertos sociólogos, expertos políticos, economistas e historiadores que escriben en código”.

Las Venas Abiertas ha sido traducido a más de una docena de lenguas y ha vendido más de un millón de copias. En sus días de gloria, su influencia se extendió por todo lo que se llamaba entonces el Tercer Mundo, inlcuidas África y Asia, hasta cuando el surgimiento económico de China, India y Brasil pareció debilitar algunas de sus tesis.

En los Estados Unidos, Las Venas Abiertas ha sido objeto de amplio estudio en los campus universitarios desde los setenta, en cursos que van desde historia y antropología a economía y geografía. Pero el inesperado distanciamiento de Galeano de su propio trabajo ha dejado a los académicos preguntándose cómo utilizar el libro en sus clases.

“Si lo estuviera enseñando en un curso”, dice Merilee Grindle —presidente de la Asociación de Estudios Latinoamericanos y directora del Centro David Rockefellerde Estudios Latinoamericanos en Harvard— “tomaría sus comentarios, los agregaría y los usaría para generar una discusión mucho más interesante sobre cómo vemos e interpretamos los eventos en diferentes momentos en el tiempo”. Y eso parece ser lo que muchos profesores piensan hacer.

Caroline S. Conzelman, antropóloga cultural que enseña en la Universidad de Colorado en Boulder, dicen que en un primer momento pensó en no cambiar la manera como enseñaba el libro, “porque este captura la esencia de la memoria emocional de haber sido colonizado”. Pero ahora, dice: “Los pondré a leer lo que ahora dice de él. Es bueno para los estudiantes ver que los escritores pueden pensar de manera crítica sobre su propio trabajo y revisar lo que querían significar”.

Michael Yates, director editorial de Monthly Review Press, editor de Galeano en los Estados Unidos, desecha la discusión como “nada más que una tormenta en un vaso de agua”. Las Venas Abiertas es el el libro más vendido de Monthly Review —estuvo, aunque brevemente, en la lista del Top 10 de Amazon a las pocas horas de que Obama recibiera su copia— y Yates dice que no ve razón alguna para hacer algún cambio. “¡Por favor! El libro es una entidad independiente del autor y cualquier cosa que él piense ahora”.
No resulta claro por qué Galeano decidió renunciar a su libro ahora. A través de su agente en los Estados Unidos, Susan Bergholz, prefirió no elaborar. Bergholz dice que gradualmente él había comenzado a “aborrecer la prosa y la fraseología” de Las Venas Abiertas.

Yates dice que podría simplemente estar siguiendo los pasos del novelista John Dos Passos, un radical de joven “que se volvió conservador cuando envejeció”. En algunos sitios web en español y portugués, otros hannsugerido que Galeano, quien en años recientes ha padecido un ataque al corazón y cáncer, sencillamente puede estar fuera del juego intelectual.

En sus comentarios en Brasil, Galeano reconoció que la izquierda a veces “comete graves errores” cuando llega al poder, lo que en Latinoamérica ha sonado a crítica a Cuba bajo los hermanos Castro y a la errática administración de Venezuela bajo Chávez, quien murió el año pasado. Pero Galeano se describe como todavía muy de izquierda, y en otras ocasiones ha celebrado los experimentos en democracia social que se han dado durante la última década en su propio país y en Brasil y Chile.
“La realidad ha cambiado mucho, y yo también”, dijo en Brasil. Y agregó: “La realidad es mucho mpás compleja precisamente porque la condición humana es diversa. Algunos sectores políticos para mí cercanos pensaban que dicha diversidad era una herejía. Incluso hoy, hay algunos sobrevivientes de ese tipo que piensan que toda diversidad es una amenaza. Por fortuna no lo es”.

Y sin embargo, Galeano ha tomado por sorpresa a muchos admiradores, entre ellos la novelista chilena Isabel Allende, quien escribió el prólogo para la edición en inglés de Las Venas Abiertas. En él, describe cómo se “devoró” el libro en su juventud “con tal devoción que tuve que leerlo de nuevo un par de veces más para absorber todo su significado” y cuenta que se lo llevó al exilio luego de que el general Augusto Pinochet tomó el poder.

“Estuve cenando con él hace menos de un año, y para mí era el mismo hombre, apasionado y charlador e interesente y divertido”, dijo Allende sobre Galeano en una entrevista telefónica desde Califormia, donde vive ahora. “Puede que haya cambiado y que no lo haya notado, pero no lo creo”.


* Las reacciones

A mediados de los noventa, tres defensores de las políticas de libre comercio —el diplomático y escritor colombiano Plinio Apuleyo Mendoza, el exiliado cubano Carlos Alberto Montaner, y el periodista y autor peruano Álvaro Vargas Llosa— reaccionaron a Galeano con una polémica propia, Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano. Ellos criticaron Las Venas Abiertas como “la biblia de los idiotas”, y redujeron sus tesis a una sola frase: “Somos pobres; es culpa de ellos”.

Montaner respondió a los recientes comentarios de Galeano con una entrada de blog titulada: “Galeano se corrige y los idiotas pierden su biblia”. En Brasil, Rodrigo Constantino, autor de La Izquierda Caviar, utilizó un tono todavía más fuerte, culpando a los análisis y prescripciones de Galeano por los males de América Latina. “Debería sentirse realmente culpable por el daño causado”, escribió en su blog.
Pero Galeano continúa teniendo defensores . En un blog de debate de El País de España, un participante anotó que en un mundo dominado por Apple, Samsung, Siemens, Panasonic, Sony y Airbus, el lamento de Galeano de que “los dioses de la tecnología no hablan español” luce más actual que en 1971.

Y en su página de Facebook, Camilo Egaña, un emigrante cubano que conduce el programa “Mirador Mundial” de CNN en Español, recordó un encuentro con Galeano en La Havana en los ochenta y haberle oído contar la historia de un hombre que llevaba a su hijo a conocer el mar por primera vez. “Frente a ese interminable azul, el niño le dijo al hombre: ‘papá ayúdame a ver’.”, recordó Egaña.
“Esto es lo que Galeano ha logrado con este libro, 43 años después de haberlo publicado”, concluyó Egaña. “Gracias”.

Fuente: El Espectador

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