OPINIÓN: ¿Por qué nos has abandonado?, por Rubén Andrés Moreno de la Rosa

Desde su llegada a América por medio de los conquistadores españoles y posteriormente los portugueses, esta institución tuvo una enorme participación en los diversos procesos políticos que se fueron llevando a cabo a lo largo del subcontinente y en muchas ocasiones fue actor principal en los mismos.

Sin embargo, como resultado de las guerras de los conservadores y liberales que caracterizaron el siglo XIX de la subregión y las diferentes reformas de corte liberal que buscaron nacionalizar sus bienes, secularizar el Estado y prohibir su participación en asuntos políticos está institución fue relegada al ámbito social y cultural desde los cuales, si bien tuve una participación importante en la promoción de movimientos armados y otras diversas acciones políticas, su participación ha sido menor.

Empero, hoy en día incluso esta influencia social y cultural se ha visto disminuida radicalmente, los números de católicos en América Latina han ido lenta pero paulatinamente disminuyendo, junto con la asistencia general a las iglesias los domingos. Los preceptos y mandamientos establecidos en la Biblia, que en su momento representaron la brújula moral esencial para el subcontinente hoy en día son cumplidos a medias en el mejor de los casos y completamente ignorados en el peor de ellos. Cada vez hay menos sacerdotes ordenas y pareciera que se está avanzando más bien a una sociedad atea donde la religión es algo arcaico que ya no tiene lugar en las sociedad modernas.

Todo esto entonces lleva a pensar como es que esta institucional que ha estado de la mano de los países de América Latina desde sus inicios ha perdido su influencia moral. Para intentar discernir esto y sin la intención de terminar el debate sobre el mismo se dedicarán las siguientes líneas a cuatro posibles explicaciones sobre este fenómeno: la escándalos, la contradicción de las buenas consciencias, el desarrollo del conocimiento científico y la falta de modernización de la iglesia católica. 

El primero aspecto de los escándalos se compone de dos elementos, el primero consiste en que gracias a la tecnología hoy en día existe acceso a grandes cantidades de información y gracias a ella muchas personas están conscientes de los crímenes cometidos por o con la aprobación de la Iglesia Católica en los periodos de las cruzadas, la Inquisición, los Borgia y la Conquista. Para muchas personas esto puede ser si bien no justificado, explicado como un resultado de la época en que se vivió y de ideologías en las que esta institución ya no cree, sin embargo, estos factores han alejado a muchas personas de la Iglesia.

Por otro lado, están los más recientes escándalos de corrupción y violencia sexual contra menores de edad cometidos por los sacerdotes y algunas autoridades de la Iglesia los cuales diversas evidencias han mostrado que fueron ocultadas por la propia institución.

En seguida tenemos la contradicción de las buenas consciencias, en este sentido pareciera que existe una disonancia entre las enseñanzas y doctrinas de la Iglesia y las conductas de sus seguidores. Mientras que por un lado la iglesia enseñanza sobre el amor, al compensación, la humildad y la obediencia a los preceptos de Dios, por el otro lado los católicos llevan a cabo prácticas contrarias a los mismos. 

Más allá de los sacerdotes y las ceremonias, los principales promotores de una ideología o creencia son precisamente los creyentes de esta, por lo que no es de extrañar que es esta propia disonancia lo que finalmente ha terminado alejando a muchas personas no creyentes del catolicismo y a muchos de los propias católicos de estas instituciones. 

A continuación, está el desarrollo del conocimiento científico y técnico que en repetidas ocasiones ha puesto en duda los preceptos y eventos establecidos en la Biblia, forzando a la Iglesia católica a presentar una interpretación más metafórica y no literal de los eventos establecidos en este libro, lo cual ha llevado a muchas personas a cuestionar la validez de este. 

Finalmente, esta la falta de actualización de la Iglesia católica. En este sentido si bien es cierto que los principios y doctrinas de esta organización están pensados para durar en perpetuidad, la manera en la que estos son enseñados y predicados se han anquilosado en el pasado y en vez de tomar provecho de los nuevos medios de comunicación y las herramientas que estos proveen para difundir su mensaje de una manera que mejor empatice con las sociedades modernas, se siguen utilizando lenguajes, ritos y prácticas arcaicas y desactualizadas.

De la misma manera en la que el Concilio Vaticano Segundo se presentó como una bocanada de aire fresco para la Iglesia, este trabajo de actualización debe ser constante y perpetua para que la Iglesia católica y los valores que representa puede seguir siendo una parte importante en el desarrollo de las sociedades futuras. 

Por Rubén Andrés Moreno de la Rosa

EL PRESENTE ES UN ARTÍCULO DE OPINIÓN Y NO REPRESENTA, NECESARIAMENTE, LA DEL EDITOR.