OPINIÓN. Quién contra la corrupción. Por Karina Neri

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños anuncia la creación del Grupo Especializado en la Prevención y Lucha contra la Corrupción (GEPLC)

Mundo 28/10/2021 Editor Editor

El día miércoles 27 de octubre del presente año se dio a conocer por parte del Canciller mexicano Marcelo Ebrard la creación de un grupo anticorrupción para América Latina denominado Grupo Especializado en la Prevención y Lucha contra la Corrupción (GEPLC), proveniente de la CELAC.

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Esta noticia es de suma importancia no solo porque la corrupción es una de las problemáticas más graves que Latinoamérica tiene como región, sino porque el actual gobierno de México (país que preside la CELAC) tiene como uno de sus principales objetivos combatir la corrupción en la república.

Para poder analizar la importancia de este suceso se debe tener en cuenta una serie de cuestiones que iré tocado a mayor profundidad a lo largo del artículo; en primer lugar, la corrupción es una práctica sumamente arraigada en la sociedad latinoamericana, por lo que se deben tomar medidas no solo para atender faltas por parte de las autoridades, sino que también se debe responsabilizar a los ciudadanos; en segundo lugar, se tiene que reconocer que la corrupción es en gran medida el origen de una serie de problemáticas que son el pan de cada día para Latinoamérica, como lo son la violencia, la delincuencia y la impunidad, por mencionar algunos.

Finalmente, habrá que conocer más a fondo cómo es que este grupo pretende atacar la corrupción, ya que hasta el momento no se ha mencionado por medio de qué estrategias se combatirá un problema de tal envergadura.

Considerando la primera cuestión, hay que preguntarse ¿hasta qué punto soy parte del problema?, y es que esto va más allá de recordar las “mordidas” que se le dan al oficial de tránsito para evitar una multa o al servidor público para agilizar un trámite. Lo primordial aquí es analizar qué pensamos y qué sentimos cuando nosotros o alguien de nuestro círculo lleva a cabo estas acciones, porque si pensamos en lo afortunado o afortunada que es alguien por tener “contactos” en cualquier instancia de gobierno o si no nos sentimos indignados cuando nos enteramos de actos de corrupción hechos por nuestra familia o amigos, formamos gran parte del problema. A lo que voy es a que si en ningún momento condenamos (de verdad) estas acciones, entonces las consentimos, y como consecuencia estas se perpetúan en todos los niveles.

Por otro lado, tal vez algo que nos ayude a rechazar de forma genuina la corrupción sea analizar qué tanto afecta a nuestra sociedad. Si pensamos, por ejemplo, en la violencia que hay en cualquier parte de América Latina, probablemente pensemos también en delincuencia (que si bien no es la única fuente de violencia, si es la que más percibimos).

La delincuencia crece por el nivel de impunidad que hay en nuestros países, y es que sabemos que si nos asaltan y (de milagro) dan con el asaltante, las probabilidades de que el proceso sea efectivo son nulas, tan fácil como sobornar al policía para que lo deje ir. Sin embargo, esto puede tener una dimensión mucho más grande, como pensar en esta misma práctica pero con el crimen organizado y con autoridades con muchas más facultades. Si lo pensamos, tampoco es una idea disparatada.

Es importante resaltar que lo que busca este artículo no es responsabilizar por completo a los ciudadanos, todo lo contrario, si logramos identificar nuestro rol en el combate a la corrupción podremos exigir de forma más eficaz que las autoridades hagan su parte, lo que me lleva al último punto. Este nuevo grupo de la CELAC tiene una connotación realmente positiva, después de todo este organismo está conformado por 33 países dispuestos a enfrentar a la corrupción, pero falta ver que realmente se haga.

Mencioné anteriormente que una de las banderas principales (si no es que la principal) de la 4T en México es el combate a la corrupción, lo cual es plausible, muchos mexicanos no consideramos que haya evidencia sólida de que haya resultados reales, y no queremos ver lo mismo pero a nivel internacional. Los ciudadanos de América Latina queremos resultados, pero tenemos que ver en qué medida nos corresponde ser parte de ellos.

Si el GEPLC resulta ser la unión de fuerzas de los gobiernos en contra de la corrupción no esta de más sumarnos a ello, finalmente no todos tienen la posibilidad de ser parte de un proceso de accountability social (que muchas veces nos venden como la forma más relevante y eficaz para combatir la corrupción) pero tomar una determinada postura ante la corrupción de la vida diaria, sin duda definirá de qué lado estamos.

Lo que  tenemos que tener en mente, y lo recalco, son todas esas veces que hemos sido víctimas de la corrupción, pensar si ha sido más grande el beneficio de estas prácticas que sus afectaciones, y considerar la cantidad de problemas que quedarían resueltos si realmente se acabara con ella. 

Email de contacto de la autora: [email protected]

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